Imagen: En Temuco.
(Tercera parte)
II
Hijo de hablantes del mapuzugun,
de familia que usaba el idioma materno en todas sus conversaciones, hijo de
maci y nieto de maci, las primeras palabras balbuceadas por Anselmo Raguileo –
sin duda – fueron en mapuzugun.
De su madre recordaba vagamente
un velorio
“…donde había una mujer tendida en una mesa y que él usaba pañales.”
(Ruby Raguileo)
Al parecer, su hermano Juan pudo
ser el principal impulsor para que aprendiera el castellano y otros asuntos del
mundo no mapuche, cuestión que profundizó en su paso por la Misión de Boroa,
después en la Misión de Padre Las Casas, la Escuela Industrial de Temuco y
finalmente la Escuela de Artes y Oficios en Santiago, en donde – durante el
primer período – obtuvo en la asignatura de Castellano su peor calificación.
Este hecho lo motivó a dedicar el mayor tiempo posible al aprendizaje de ese
idioma, hasta conseguir hablarlo de modo eficiente, cuestión que observó la
profesora Ingrid Villa Baier – muchos años después –, cuando le solicitó
colaboración mientras preparaba su tesis de grado “para ver similitudes entre algunos morfemas y fonemas del Inglés con
el Mapuzugun.” Agrega la profesora Villa que conoció a “Una persona muy sencilla, quien hablaba muy correctamente”. En
nota biográfica, sin publicar, su hija Ruby comenta que “Esto lo recordaría años más tarde y lo
llevaría a reflexionar sobre el fuerte
impacto que sufren los niños mapuche al ser instruidos en un idioma diferente
al materno y obligados a aprender sobre
una cultura que menosprecia la propia”.
Se cuenta que su interés por
iniciar estudios sobre el mapuzugun, con el propósito de llegar a una propuesta
de alfabeto, se habría dado cuando ingresa al Instituto Pedagógico de la
Universidad de Chile, en Santiago, como alumno académico en Lingüística General
y de Gramática de la Lengua Española (1951). Todo esto después de haberse
graduado como Técnico Químico en la Escuela de Artes y Oficios, y de haber
cursado el primer año en la Escuela de Ingenieros Industriales.
En el Instituto Pedagógico
conoce al académico Ambrosio Rabanales que lo motivó a dedicarse por completo a
la tarea del alfabeto mapuche; y al mismo tiempo que estudia, comienza a
trabajar como Encargado de Lengua y Cultura Araucana, Asesor Técnico de la Lengua y
Cultura Mapuche y Profesor de la Lengua Mapuche, en la misma casa de estudios.
De ese período datan los artículos “Los
nombres de parentesco en la familia mapuche” y “Disquisiciones lingüísticas sobre algunos términos mapuches”,
ambos publicados por el Boletín de
Filología de la Universidad de Chile.
En 1956, el profesor Rabanales
viaja a Alemania para realizar un doctorado. Ese hecho le resta el apoyo fundamental
para continuar en su empeño, hasta el punto que deja la universidad, y con ello
su trabajo en torno al mapuzugun.
Contrae matrimonio por segunda
vez[1]
(1956) y le nacen sus dos últimas hijas, Ruby y Mónica. Las exigencias de padre
le hacen aceptar un trabajo como profesor de matemática, física y
química, en el Liceo Municipal Mixto de La Cisterna (1957-1963). Intenta
retomar sus estudios ingresando a la Universidad Técnica del Estado para
estudiar Ingeniería Química, en 1959, los que debe abandonar por motivos
económicos. Sin embargo, los conocimientos adquiridos le permiten emplearse
como analista químico en FAMAE[2]
(1964-1970).
Imagen 4: Árbol genealógico. Matrimonios y descendencia de Anselmo
Raguileo Lincopil.
En 1970, Ferrocarriles del
Estado le contrata como ingeniero químico, sin tener sus estudios finalizados,
aunque al mismo tiempo retoma esa carrera, en la UTE[3].
Es elegido presidente del Sindicato de Ingenieros. Su inquietud por los asuntos
sociales y políticos deviene de la década del 50, época en que toma contacto
con el Partido Comunista e ingresa a esa organización.
En 1973, lo despiden de
Ferrocarriles y se siente amenazado - como muchos - ante la persecución
iniciada por la Dictadura. En la familia los asuntos no marchaban bien: su
primera esposa había fallecido hacía tiempo y su único hijo varón padecía de
epilepsia, en una época en que esa enfermedad era considerada no sólo
invalidante sino también maldita.
Sin hogar, marginado por su
enfermedad, angustiado ante la idea de perder a su padre, Anselmo hijo se
suicida la noche del 20 de septiembre. Después de ese suceso trágico, y sin
trabajo, Anselmo padre se emplea como obrero en una “industria de cadenas” y posteriormente se dedica – en forma
independiente – a reparar todo tipo de artefactos eléctricos.
“Yo lo vi arreglando paraguas, arreglando máquinas de coser,
televisores, refrigeradores… Se le rompe la úlcera, en 1976… en ese tiempo – 73
y 74 – las subvenciones se pagaban mal, tarde y nunca. Recuerdo haber pasado
todo el año 74 en que mi mamá decía ‘no me pagaron este mes, me pagaron
solamente esta parte” (Ruby Raguileo).
En 1977 le contratan como
ayudante de su esposa, profesora de Castellano, que trabajaba en el mismo Liceo
en que él lo había hecho anteriormente. La proximidad con un idioma lo hace
repensar su viejo anhelo con respecto al mapuzugun y vuelve a ello.
En enero de 1980 viaja al sur,
visita a algunos familiares y tiene noticias de CAPIDE. El antropólogo Bernardo
Arroyo, fundador de esa ONG y pariente por parte de su esposa, viaja durante
ese verano a Santiago y lo contacta para invitarlo a unírseles en un proyecto
de Cultura e Idioma Mapuche. Anselmo Raguileo llega a Temuco - para quedarse -
en marzo de ese año.
Así se inicia la última etapa y
definitiva de ese largo proceso en que se forja el conocido Grafemario
Raguileo.
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