martes, 20 de mayo de 2014

“LA FIESTA EN LA CULTURA MAPUCHE”

Versión resumida de Conferencia entregada en Escuela de Verano, organizada por la Universidad de Concepción (enero del 2014).

Erwin Quintupill


Cuando me solicitaron exponer sobre “la fiesta en la cultura mapuche”, me quedé confundido. Reconozco que una vez más sentí la enorme distancia entre lo chileno y nosotros. Por mi parte esperaba hablarles acerca de nuestra relación con la muerte y los muertos, aunque no me suena a “sagrado”, sino a vida misma, a lo cotidiano casi; pero, así son las cosas. En 130 y tantos años de total dominio y sometimiento a la institucionalidad chilena, las distancias no se han acortado y los intentos de diálogo son apenas esbozos de una buena intención.

Esta exposición pretende contribuir a esa necesaria aproximación de dos mundos que aparentemente se confunden, se mezclan, se conectan; pero, que en lo cierto es apenas una reiteración de lo acontecido aquel día en que mis antepasados observaron a los primeros barbados en la ribera norte del gran Bío Bío. Ellos, con ojos inquietos, en el sur acogedor que todos llevamos.


Lo primero es preguntarse si en la cultura mapuche existe el concepto “fiesta” como se entiende y vive en el lado no mapuche.

Citando al diccionario de la RAE, la fiesta se manifiesta en lo civil y en lo religioso. En lo civil, la gente se reúne para celebrar cualquier asunto y básicamente el momento transcurre entre comer, beber y danzar, con el único propósito de pasar un buen rato, de entretenerse. En lo religioso, las culturas criollas o mestizas se encuentran en torno a un hecho propio del calendario religioso cristiano.

Y ¿los mapuche? Ciertamente, existe allí lo que se denomina “lo civil”; sin embargo, “lo religioso”…

¿Existe algún concepto del mapuzugun equivalente a religión? No, como tampoco existen los conceptos Dios, cielo, pecado y otros ligados a la religión cristiana. Los cronistas y los sacerdotes interpretaron – naturalmente – desde sus experiencias de vida, desde su cosmovisión, lo observado en la sociedad mapuche.

Y ¿el concepto fiesta? Tampoco.


A continuación cito a cronistas destacados en torno al asunto:

Alonso de Ovalle: Histórica Relación del Reino de Chile.

Alonso de Ovalle, en su “Histórica Relación del Reino de Chile”, escrita entre los años 1643 y 1644, describe algunos momentos de un xawvn[1] cuyo nombre – en mapuzugun – no menciona; pero que en español denomina “borrachera”.

Dice Ovalle que los mapuche en ese instante bailan “a saltos moderados, levantándose muy poco del suelo”. Agrega que “bailan todos juntos haciendo rueda y girando unos en pos de otros alrededor de un estandarte que tiene en medio de todos el alférez que eligen para esto, y junto a él se ponen las botijas de vino y chicha, de donde van bebiendo mientras bailan, brindándose los unos a los otros,…”. Continúa más adelante informando que “las mujeres, como más vergonzosas, no se mezclan en estos bailes, sino una u otra después que ha comenzado a calentarse con el vino, y entonces no entran en la rueda de los hombres, sino bailan por de fuera. Respecto de la música que acompaña ese momento, menciona tambores y flautasque las hacen de huesos y canillas de animales. El modo de cantar es todos a una, levantando la voz a un tono, a manera de canto llano… y en acabando la copla, tocan luego sus flautas y algunas trompetas… y luego vuelven a repetir su copla y a tocar sus flautas, y suenan éstas tanto, y cantan gritando tan alto y son tantos los que se juntan a estos bailes y fiestas, que se hacen sentir a gran distancia”, (Ovalle, p 79-80).

Como ya se ha hecho notar, para Ovalle lo presenciado corresponde a una fiesta, a una “borrachera”. Sin embargo, aproximadamente – 400 años después – esta descripción se asemeja a la de un gijatun actual, excepto en lo de ingerir abundantemente bebidas alcohólicas durante la realización del mismo, aunque existen algunas localidades en que se bebe hasta emborracharse, después de finalizada la ceremonia. El resto de las llamadas comunidades mapuche no aprueba esta práctica, argumentando que para “fiestas” existen otros momentos.

Son característicos del gijatun actual la danza “a saltos moderados”, el hacer rueda y girar danzando, alrededor del rewe. También es parte de esta ceremonia el beber muzay de trigo o de maíz, cuya confección ha ocurrido unos dos o tres días antes. Por otra parte, las mujeres danzan separadas de los hombres, en filas intercaladas. (En la Comuna de Nueva Imperial es común que las mujeres vestidas tradicionalmente sean ubicadas en primera fila[2] y a continuación se sitúan los hombres que tocan instrumentos (xuxuka y pifvjka)). Con relación al canto colectivo es observable entre los mapuche pewence y en la precordillera. Allí las mujeres cantan a los danzantes hombres, todas al mismo tiempo. En la zona de Lautaro ocurre algo semejante; probablemente, por tratarse de un área en que las costumbres de la cordillera y de los bajos se superponen. Muy similar situación se puede observar en las proximidades de Vilcún.

También – en la actualidad – se realizan estas mismas acciones, aunque con diferente propósito, en un geykurewen (cambio de rewe realizado por un/a maci, cada cuatro años o al cambiar de ubicación su casa).

Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán: Cautiverio Feliz.

Citado por Ricardo Latcham, narra un xawvn en que describe aspectos de lo que ambos autores denominan fiesta, aunque Latcham cree que se trata de “bailes” o “ceremonias en que celebraban la generación” (Latcham, p 76).

Dice Núñez de Pineda, “Salieron diez o doce mocetones desnudos y en carnes, tiznados con carbón y barro hasta los rostros. Estos danzantes ridículos traían ceñidas a la cintura unas tripas de caballo bien llenas de lana, y más de tres o cuatro varas a modo de cola, colgando, tendidas por el suelo; entraban y salían por una y otra parte bailando al son de los tamboriles; dando coladas a las indias, chinas y muchachas, que se andaban tras ellos, haciéndoles burlas y riéndose de su desnudez y desvergüenza”.

“Después de haber andado de la suerte referida por entre todo concurso de hombres y mujeres, subieron por las maromas que a modo de jarcias estaban puestas por las cuales subían a lo alto y volvían a bajar y otras veces se pasaban sobre los estribos de los andamios, de los cuales pendían las puntas de las maromas y se ataban en las partes vergonzosas un hilo de lana de un dedo de grueso, de donde les tiraban las mujeres y muchachas, bailando los unos y los otros al son de sus instrumentos. Y esta es la fiesta más solemne que entre estos bárbaros acostumbraban” (Latcham, p. 76).

Si buscamos en el tiempo actual, la única danza exclusivamente de hombres es el coyke purun que en la zona pewenche asume el nombre de xeqvl purun. La danza pewenche es realizada por cinco hombres que ingresan al espacio en que ésta se desarrolla desde otro más exterior. Salen por ese mismo lugar. Todas las familias participantes danzan, una después de otra, hasta completar el ciclo y lo vuelven a comenzar. Las mujeres le cantan a cada danzante, sentadas en el borde interior del gijatuwe.

En los territorios bajos y junto al mar, el coyke purun es también danza masculina, realizada por cuatro hombres, que tiene lugar al finalizar un gijatun o un geykurewen. También se le puede ver en un funeral de logko, justo antes de levantar el cuerpo. La música es realizada por maci o por alguna persona autorizada. A veces, es acompañado de canto y generalmente, no.

Los pewence danzan vestidos por una vkvja o reboso femenino que se atan a la cintura, de tal modo que simulan una cola. El resto de su cuerpo está desnudo. Además suelen llevar cascabeles (kaskawija) y un tocado de plumas de avestruz. En los demás sitios de Gulumapu[3] algunos hombres bailan sólo llevando pantalón, arremangado hasta sobre o por debajo de las rodillas. Sin embargo, muchos otros lo hacen sin desnudarse el torso, aunque todos van descalzos. Como tocado llevan un xarilogko de lana y hojas de kvlon (maqui) o de foye (canelo). La pintura en el rostro y/o en el cuerpo puede estar presente, dependiendo del ceremonial. Las alas de los coyke es simulada con el uso de vkvja (reboso femenino) o makuñ (manta masculina).

El coyke purun de los bajos, tiene momentos en que el ambiente se relaja, y aún siendo parte de un gijatun resulta entretenido para todos los asistentes. Hay situaciones que lo evidencian, como por ejemplo: se le dan órdenes que resultan cómicas al ser ejecutadas; algunos hombres – desde el ruedo – improvisan boleadoras y las lanzan a los pies de los danzantes, o ellos mismos, rodean a una mujer para llevarla a danzar consigo en torno al rewe. También –a los danzantes – se les gritan bromas.


Lo descrito por Núñez de Pineda es bastante complejo en su estructura, de modo que debe tratarse – como piensa Latcham – de alguna ceremonia ya extinta, y no de una fiesta del tipo civil.


Niños en acto escolar (Chol Chol)
Fotografía: Erwin Quintupill


Coyke purun urbano.
Fotografía: http://hijodelsalitre.blogspot.com

DOS AUTORES MAPUCHE DEL SIGLO XX

Consultados dos textos clásicos (Pascual Coña y Manuel Manquilef), ambos de principios del siglo XX, no se encuentra entre sus relatos ningún hecho posible de ser llamado fiesta. En sus narraciones hay muchas situaciones en que las personas comparten y festejan; pero, como consecuencia de un hecho más significativo. Por ejemplo, como parte de un rukan, mingako, malaltun o ganpvlkan. (El rukan es la construcción de una casa, el mingako corresponde a la siembra o cosecha, el malaltun a la confección de un cerco y el ganpvlkan al regreso de quien se hallaba ausente por asuntos de familia).

Los conceptos utilizados por ellos para referirse a los hechos mencionados son como se muestra a continuación:

Kawiñ (Coña, p 138), para referirse al momento de la finalización de un trabajo colectivo (mingako), en que efectivamente las gentes celebran comiendo, bebiendo y cantando. El mismo concepto es empleado para referirse a varios tipos de ceremonias; como por ejemplo, palin, gijatun, mafvn, eluwvn, geykurewen y otros (Coña, p. 146; Manquilef, p. 47). El palin es una ceremonia centrada en lo deportivo. El gijatun es la ceremonia de mayor significancia para el pueblo mapuche, en que se solicita y da para restablecer el equilibrio del cosmos. El mafvn es la ceremonia con motivo de la unión de dos personas que inician una familia. Eluwvn es la ceremonia funeraria, y el geykurewen como ya se ha dicho corresponde al cambio de rewe de un/a maci. Cuestión similar ocurre con este concepto en muchos otros pasajes del mencionado libro.

Ayekan es un concepto que Coña utiliza para referirse a los asuntos entretenidos (ayekan zugun), (Coña, p. 184).

Xawvn, es la palabra que se emplea para referirse a una reunión de cualquier tipo, realizada por varias personas. Ambos autores lo utilizan como sinónimo, aunque es de hacer notar que Coña lo hace a través de la escritura del sacerdote Wilhem de Moesbach y Manquilef por sí mismo.

EN LA ACTUALIDAD

Consultados cuatro autores modernos, respecto de los mismos conceptos encontramos que:


Ayekan
Xawvn
Kawiñ
Cañumil


Fiesta
Chiodi y Loncón
Para reír
Reunión, encuentro
“Festejo”
Paillafilu
Divertirse
Reunirse, juntar
“Encuentro”
Pérez
Reír siempre, reír sin embargo
Reunión, fiesta
Reunión

Se observa claramente que no hay unanimidad respecto al significado que le asignan a los conceptos.
           

Coyke purun en palin.
Fotografía: Erwin Quintupill
Hueychahue, marzo de 1997


Calicen, saludo protocolar en palin.
Fotografía: Erwin Quintupill
Boroa, octubre del 2010.

Dos hablantes naturales de la actualidad

Finalmente, he recurrido a dos personas conocidas y que para nosotros son autoridades respecto del uso del mapuzugun[4].

Uno de ellos es un hablante natural del idioma, Víctor Cifuentes, originario de Quintrilpe, lugar cercano a Vilcún. Artista multifacético, se ha distinguido por ser el autor de varias traducciones del castellano al mapuzugun[5]. Al consultársele acerca del concepto “fiesta”, asegura que no existe; pero que sí acontece un ambiente festivo en diferentes tipos de situaciones.

Cifuentes hace mención a los siguientes conceptos relacionados con la normativa que rige la convivencia humana:

Ayekafe: Palabra que se emplea para referirse a una característica de la persona; por ejemplo, bromista, entretenida o alegre, y no para definir un rol social.

Ayekan: Menciona tres acepciones.

ü      Expresión de la esencia del ser maci, no verbalizada. Si a una maci no le sale lo que tiene que decir; entonces, le pueden indicar “ayekage may”, no te esfuerces en manifestar lo que tu espíritu quiere hacer o quisiera entregar… Entonces puede expresar sonidos con el kulxug o en forma de danza, en lugar de hacerlo oralmente.

ü      Bromear. Echar tallas acerca de asuntos de la vida real, sin intención de ofender, en situaciones serias o protocolares. En ese caso se dice “re ayekan mvten, peñi”, para dejar en claro que no se trata de algo serio.

ü      Todo lo entretenido que realizan, ya sea desde sí mismas o desde asuntos externos, las personas participantes de un hecho como un mingako o cualquier otro asunto.

Al parecer, ayekan tiene que ver con equilibrar las emociones, indistintamente del contexto o circunstancia, ya que – por ejemplo – cuando un grupo se colude para molestar a otro se da un ayekan entre ellos y no con la víctima. Ayekan es también una forma de hacer cariño a otro. Lo mismo acontece cuando dos partes acuerdan un ajuste que satisface a ambos. Ese hecho produce una situación agradable para ambas partes. En ese caso ocurre un equilibrio que se puede entender como ayekan.

Kawiñ:

Dice Cifuentes que se refiere a cuando varias personas se encuentran. Se trata entonces de un encuentro o reunión, indistintamente del motivo. Pone como ejemplo, el concepto kawiñwemapu, para referirse a un sitio de encuentro, a un espacio vacío en que se realiza ordinariamente un encuentro; de modo que kawiñ es la actividad que tiene ocurrencia en ese espacio.[6]

Para finalizar esta parte de mi exposición, cito a Moisés Cheuque, un joven maci que reside en el sector Yewpeko (Comuna Padre Las Casas). Al ser consultado, en enero de 2014, respecto de si existe alguna palabra mapuche equivalente a “fiesta”, respondió: “Me pilló, peñi. No sabría contestarle. Tengo que pensarlo”, lo que viene – en mi opinión – a corroborar – de alguna forma – que no existe tal correspondencia de conceptos.

LA FIESTA EN LOS TIEMPOS ACTUALES

Efectivamente, la sociedad mapuche ha incorporado la fiesta en el sentido puro de la entretención, adaptándola a su modo de realizar la convivencia.

Suponemos que la pérdida del territorio ancestral y el sometimiento a la institucionalidad chilena, aceleró la incorporación de esta práctica. Así entonces, surgieron los torneos de fútbol, la celebración de “santos” y “cumpleaños”, la partida o emigración a la ciudad, las rifas y bingos, y muchas más. En estas ocasiones se ameniza con bailes adoptados de acuerdo a cada época. Cuentan los mayores que hasta los 60, la fiesta era amenizada sólo con guitarra y una cantora o cantor[7]. Poco después se incorpora el acordeón. Posteriormente, el tocadiscos, la radio, el tocacintas, el minicomponente. En la actualidad, los torneos de fútbol son amenizados por bandas que interpretan cumbias, valses, rancheras y corridos.

Sin embargo, las familias – en la actualidad – siguen manifestándose de manera festiva a la usanza antigua, cuando por ejemplo se visitan, aunque es una práctica de personas mayores. En esos casos, incluso surge el vl o canto mapuche tradicional.


Mafvn (casamiento).
Fotografía: Erwin Quintupill
Hueychahue-Saltapura, mayo del 2009


Mafvn (casamiento).
Fotografía: Erwin Quintupill
Hueychahue-Saltapura, mayo del 2009


Mafvn (casamiento).
Fotografía: Erwin Quintupill
Hueychahue-Saltapura, mayo del 2009


Torneo de fútbol
Fotografía: Antonio
Saltapura, febrero de 1978


Torneo de fútbol
Fotografía: Erwin Quintupill
Millacoy, enero de 2009

Para finalizar, podríamos pensar que la fiesta como la concibe la chilenidad no existió en los tiempos pasados; pues, la mayor parte de la vida mapuche acontecía en un contexto cargado de espiritualidad. Los antiguos consideraban que todo lo que nos rodea no es de pertenencia de lo humano, sino que lo humano convive con ello, a través de una interacción de energías que se hallan en un constante juego de equilibrio y desequilibrio. Por ello, entonces, era/es necesario recurrir a lo que el mundo occidental identifica como un rito, y que en el mundo mapuche viene a ser lo cotidiano[8] que consiste en sostener una conversación bajo cierta normativa consensuada a lo largo de muchos años, con aquella parte del todo con que se desea interactuar.

Esto no quiere decir que los mapuche de la antigüedad no tuvieran o crearan instancias de entretención, porque esa es una necesidad cotidiana también. Tan así que en situaciones de compleja emotividad como suele ser la realización de un macitun, existen momentos en que la risa surge espontánea, aún durante la realización de la ceremonia misma[9].

Los hablantes naturales del mapuzugun, en la actualidad continúan la costumbre de brindarse canciones, con el único propósito de agradar a su interlocutor. Esto sucede en situaciones de visitas protocolares u ocasionales, o con motivo a algún trabajo colectivo – por ejemplo, la finalización de un mingako –, o cualquier instancia de reunión que lo permita. En esos instantes también puede haber uso de instrumentos musicales, si los hay a mano. Se trata de entretención pura, en el contexto de lo que llamamos ayekan, necesario para equilibrar las emociones.


FUENTES DE CONSULTA Y BIBLIOGRAFÍA:


Entrevista registrada:

-         Víctor Cifuentes. Quintrilpe, 8 de enero de 2014.

Entrevista no registrada:

-         Moisés Cheuque. Cunco, enero de 2014.

Publicaciones electrónicas:

-         Cañumil, Tulio (2011) MapucheÑi Gvnezuam. Estudio del Idioma Mapuche. Internet.
-         Chiodi, Franchesco y Locón, Elisa (s/fecha) Crear nuevas palabras. Instituto de Estudios Indígenas (UFRO), Unidad de Cultura y Educación (CONADI).
-         Paillafilu (s/fecha) Guía para aprender y enseñar el mapuchedungun. Internet.

Referencias:

-         Coña; Pascual (1984). Testimonio de un cacique mapuche. Pehuén Editores.
-         De Ovalle, Alonso (1951). Histórica Relación del Reino de Chile. Empresa Editora Zig-Zag, S.A.
-         Latcham, Ricardo E. (2001) La Religión de la Antigua Tierra de Chile. Editorial Kushe.
-         Manquilef, Manuel (2006) Comentarios del Pueblo Araucano. Serindigena Ediciones.

Documentos no publicados:

-         Pérez, César (s/fecha) Diccionario Mapudungun-Castellano. Editorial Mentanegra.




[1] Las palabras en mapuzugun están escritas con el Grafemario Raguileo.
[2] Este hecho tiene como propósito destacar a las mujeres que utilizan el vestuario tradicional, por encima de aquellas que concurren con vestuario occidental. Incluso hay lugares – en esta zona – en que se rechaza la participación de mujeres con pantalones, de tal modo que deben retirarse a cambiarlo o cubrir esa prenda con otra que la oculte y que reemplace el kvpam.
[3] Gulumapu: Territorio mapuche entre la Cordillera de Los Andes y el Océano Pacífico.
[4] Mapuzugun. Idioma mapuche. También llamado mapuchezugun, mapunzugun y cezugun en algunas localidades.
[5] Algunas traducciones realizadas por Cifuentes son los libros: 20 poetas mapuche contemporáneos (Huenún, 2003), Azul gris (Pulquillanca, 2009), Antología de poesía indígena latinoamericana. Los cantos ocultos (Huenún, 2008), Haykuche (Aniñir, 2008), La tarde cae en las hojas de los árboles (Antillanca, 2006) y Cuentos del olvido (Antillanca, 2009).
[6] Durante la conversación también nos referimos al concepto kawiñkura que hace referencia al contenido del kulxug, que es dado a saber a los/as maci, a través de un sueño. En este caso – al parecer – la palabra está relacionada con la energía (newen) que representa a un conjunto de elementos que tienen newen para convocar, para reunir.
[7] A la fecha, aún es posible encontrar a alguna persona mayor que sabe tocar la guitarra traspuesta, es decir, afinada por “tercera alta”, “trasporte” o alguna otra afinación propia de los cantores campesinos chilenos.
[8] Los adultos siempre refieren relatos de hacer un gijatu al sacrificar un animal, cualquiera sean las circunstancias, ya sea durante una ceremonia colectiva o simplemente para la alimentación familiar. Lo mismo al amanecer, y al ingresar a un bosque para proveerse de madera para la calefacción o para construir, al iniciar una siembra, un viaje, etc.
[9] Durante la realización de un macitun pueden darse momentos hilarantes, como parte del hecho mismo. Más aún, entre pasada la medianoche y el amanecer, existe el momento del ayekan, ocasión que siendo parte de la ceremonia, reviste relajo para los asistentes. Generalmente, durante el ayekan, las personas se alimentan, toman mate, bailan libremente, cantan, tocan instrumentos, conversan, relatan sucesos pasados, etc.