jueves, 16 de julio de 2009

Falleció Marcelino Quintupil, Logko de Weycawe (Hueychahue)

Ocurrió el sábado 4 de julio, por la mañana, en el Hospital de Nueva Imperial, hasta donde había sido llevado por su familia hace dos días.

Los años pesan en el cuerpo, Marcelino. Los átomos se disgregan como partículas de polvo a través de la luz que nos llega por las rendijas de la casa. Húmedo tiempo y nubes en el firmamento. Tu partida va de boca en boca por las vegas. La resignación se cuelga de las manos. Hay animales a punto de ser sacrificados. Va la palabra por los hilos invisibles de la tecnología wigka. Surgen viajes, se apresuran las extremidades. Las aves se quedan en silencio por un instante y el mar se apacigua para recibir el wampo de tu partida.

Se va llenando tu casa, se improvisan asientos y lugares en que estar. El fuego no descansa y los vasos recorren tu entorno. Alguien duerme. Llueve sobre el tejado, por el patio corre el agua presurosa, las aves se refugian, la luna no se deja ver. Llegan tus hermanas viejas, las hijas, los hijos y los nietos. Tu hermano va y viene recordando la palabra de los antiguos. Los días transcurren, poco se duerme en la que fuera tu casa.

Último día

El patio está mojado. La colina frente a tu casa te acoge. Desde allí miraste muchas veces; por allí gatearon tus pasos primeros. Ahora esperas la partida. Hablan los menos viejos que tú. Vuelve a ser tierra el hombre de tierra. Vuelve al abrazo eterno de la madre. Pueden sacarlo… Sí. Te cargan los hijos, los sobrinos, los que alojaron y los que madrugaron. La colina te espera.

Las carretas se asoman desde los bajos. Yo inicié mi viaje esa mañana desde una ciudad lejana y llegué a tu casa con mi carne y mi vino. No voy solo. Por el camino caminaban hasta ti.

Calicen (chalichen)


Es el momento en que los integrantes del lof del fallecido saludan a los que han llegado a acompañarlos. Forman una fila y avanzan por el ruedo, en el mismo sentido en que se baila, fuego por fuego, persona por persona. En esta ocasión nos sumamos los parientes que sin pertenecer a esa comunidad decidimos “entrar con gasto” en este entierro, los más cercanos. Es nuestro modo de sumarnos y de reconocernos como familia, de rendir honores al fallecido, de reconocer a la comunidad que nos acoge. No es una obligación. Es un acto completamente voluntario en que manifestamos nuestro respeto a la familia.

Este momento tiene como función reconocer a los que han llegado e invitarlos a nuestras mesas.

Cocina

La cocina improvisada del logko de Saltapura y su esposa, nuestra tía Zoila, que nos acogen a la tía Marta y a mí, como allegados.

Los asistentes, las visitas, comparten la comida y la bebida. la conversación gira sobre variados asuntos; particularmente se habla con los que han llegado desde lejos. Así, el funeral se transforma - también - en un punto de encuentro.

Mi hermana Flor ayudándome en la cocina




Inicio del zugutun


coyke purun


coyke purun


coyke purun


Coyke purun


Inés Quintupil, tocó el kulxug para que los coyke danzaran a su hermano.

Guillermina Quintupil

Pablo Quintupill

Realizando el zugutun, en representación de la línea paterna

Javier Melipil

Se hizo cargo de realizar el zugutun, en representación de la línea materna

El regreso


Escultura – Luis Cifuentes

Público, un día cualquiera


Detalle (Escultura – Luis Cifuentes)
Charla con alumnos de la Universidad Católica de Temuco Charla con alumnos de la Universidad Católica de Temuco
Alan Paillan y un peñi argentino en el Recital
Charla con alumnos de la Universidad Católica de Temuco
Detalle Collage de Víctor Cifuentes Detalle Collage de Víctor Cifuentes
Detalle Collage de Víctor Cifuentes