viernes, 30 de diciembre de 2011

RECORDANDO A ANSELMO RAGUILEO


Con Rayen Kvyeh, poeta mapuche.
Temuco, noviembre de 2010

Hace un año atrás entrevisté a Rayen, con el propósito de conocer su trabajo junto a Anselmo Raguileo, el lingüista mapuche creador del Alfabeto Raguileo, porque estoy empeñado en recolectar información de parte de quienes lo conocieron que me permita escribir su biografía. En esa ocasión Rayen me contó que lo conoció “a principios del año 91, en la Casa de Arte Mapuche. Eran los comienzos de un Taller Literario, donde estábamos Elicura Chihuaylaf, Leonel Lienlaf y yo. Entonces, así llegó don Anselmo y conversamos con él. Había la idea de crear una casa de la literatura mapuche, a la cual él se integró”.

Una de las discusiones iniciales fue con relación al nombre que le darían a la casa. En eso el aporte de don Anselmo fue determinante. “Él, como era un gran estudioso de la lengua, nos dijo: normalmente la gente dice “Ñuke Mapu”, pero en el idioma mapuche lo correcto es que sea Mapu Ñuke, madre tierra”.

Ese equipo de trabajo se reunía semanalmente. Como primera tarea importante se propusieron el lanzamiento de una revista, “la “Mapu Ñuke”, en la cual él empezó a participar directamente. Lo que en un comienzo – a fines de los 90 y en la primera mitad del año 91 – fue el Taller Literario, dio paso posteriormente a la Casa de Arte Mapuche.

Dice Rayen que “al principio pensamos en chiquitito”; pero, “fueron muchos jóvenes, mujeres y hombres, que fueron interesándose; pero también que tenían otras inquietudes: algunos que querían hacer música, otros poesía, otros que querían expresarse en la plástica o también en la greda, en la piedra. Fue así que de repente nos dimos cuenta que cada vez iba creciendo el interés. Fue así como ese Taller Literario dio pie a la Casa de Arte Mapuche, a la Mapu Ñuke Kimce Wejiñ”.

Imagen: Anselmo Raguileo
Fotografía: cedida por Ruby Raguileo

La casa de Arte Mapuche Mapu Ñuke Kimce Wejiñ estuvo ubicada en la calle Matta, Nº 25. “Era una casa grande que nosotros arrendábamos”, recuerda Rayen. Él llegó a trabajar ahí, como un trabajo voluntario, como el que hacía Leonel, Elicura y yo. (Fuimos) el grupo iniciador de la casa. Él fue el apoyo lingüístico. Nos explicó muy bien su grafemario, y fue así como nosotros empezamos (a realizar) talleres de lenguaje en mapuzugun, principalmente enfocado a jóvenes y niños. Entonces había dos categorías, en donde él supervisaba ese trabajo de enseñanza del idioma.

Dice Rayen que se crearon dos instancias etáreas, es decir, un taller para niños y otro para jóvenes, especialmente a aquellos que habían nacido en la ciudad y carecían de una experiencia de vida en el lof; pero, no sólo se trataba de un espacio preocupado en la recuperación del idioma, sino también de identidad, los que eran supervisados directamente por don Anselmo. “Él hizo las cartillas de lenguaje”, continúa Rayen y cuenta que se hizo apoyar por un grupo de personas hablantes del mapuzugun, quienes se encargaban de la realización de los talleres bajo su supervisión. En total habrían trabajado cinco cartillas.

Cada curso de recuperación del mapuzugun fue planeado para realizarlo en seis meses, ejecutándose uno por año; siendo una de las principales dificultades el no contar con financiamiento fijo, de modo que el grupo debía desarrollar actividades que permitieran financiarlo.

Ya en un plano más personal y como producto de ese trabajo de colaboración, Rayen confiesa que “él fue para mí un guía. Yo pensé y pienso todavía de que… Él era una persona que tenía una posición política[1]; pero, tenía un criterio tan amplio, que cabían en él todas las opiniones. Yo creo que ha sido la persona que a mí más me ha… ¿cómo diría, yo?... una de las personas que yo más he seguido y he admirado por el conocimiento que él tenía, pero, también por la amplitud de criterio, porque él tenía una tremenda capacidad de escuchar, y (por eso) tenía una tremenda capacidad de discutir posiciones diferentes o conceptos o afirmaciones o negaciones en diferentes temas que uno tenía”.

“Yo siempre pensé que si hubiera diez Raguileo, otra cosa sería en el mundo mapuche, por su amplitud de criterio, por ser capaz de escuchar todas las corrientes que se daban entre los mapuche. Creo es una de las cosas que más admiré en él es eso, el no tener una visión unilateral, personalista, sino que una visión circular: el concepto de la vida en el mundo mapuche”.

Para finalizar, agrego que en la Casa de Arte, de cuyo equipo directivo fue integrante Anselmo Raguileo, se ocupó de promocionar la cultura mapuche, preferentemente a través del desarrollo de actividades artísticas y culturales. Ese fue el espacio en que se habrían dado a conocer algunos artistas reconocidos actualmente como Eduardo Rapimán, Juan Silva Painequeo y Cristian Collipal, entre otros. “En la Casa de Arte se hizo el primer concierto de Los Pirulogko”.

Hubo varias ocasiones en que don Anselmo se involucró en los libretos de los actos artísticos que allí se realizaron. La locución se hacía en castellano y él iba realizando la traducción al mapuzugun. Con la revista, también hicieron el esfuerzo para que saliera escrita en los dos idiomas. Rayen cuenta que “era él el que traducía la revista. Yo creo que los primeros textos que tradujo, fueron los de nuestra revista, la “Mapu Ñuke”. De hecho todas las traducciones entre los años 91, 92, 93, hasta el 95, las hizo él.

El primer libro que Anselmo Raguileo tradujo del castellano al mapuzugun fue un poemario de Rayen. Ella cuenta que estaba trabajando con Leonel Lienlaf sobre aquello. “Estábamos viendo… Entre varios, estábamos viendo; porque no teníamos la experiencia de escribir el idioma, ninguno de nosotros. Entonces, él me dijo: “Yo quiero que trabajes el primer texto con mi grafemario”. Y yo le dije: “Pucha. Bueno”, porque además nosotros estábamos convencidos… hasta hoy, estoy convencida de que él… es la mejor forma de escribir el idioma, y soy una defensora del grafemario de Raguileo, en todas partes. Ahí él se involucró en la traducción de mi libro”.

Paralelamente, don Anselmo estaba abocado a trabajar en la ong CAPIDE, que lo había invitado a trabajar y le brindó apoyo para el desarrollo de su propuesta escritural. Eso ocurrió en 1980, época en que deja la capital y retorna al sur para darle forma definitiva a su sueño de entregar a su pueblo una herramienta que nos permitiera registrar por escrito nuestros conocimientos, nuestra sabiduría, nuestra memoria.

Poco se ha hecho a la fecha de lo que se dijo el día de su funeral. (Guardo el registro en audio de esa ceremonia, realizada en el cementerio de Saltapura[2]). En Santiago de Chile, existe un grupo de jóvenes, mayoritariamente nacidos en la ciudad, que han asumido el Alfabeto Raguileo, El Taller David Cayuqueo. En Puel Mapu (Lado argentino de nuestro Waj Mapu), existe un profesor de inglés – Tulio Cañumil – quien ha realizado un valioso trabajo acerca del mapuzugun. Dice Cañumil: “La fuente principal de la información gramatical (de su trabajo) es el trabajo del profesor Ranguileo Lincopil, y los datos que algunos hermanos y hermanas Mapuche me han ido entregando[3]”. Agrega más adelante que la propuesta Raguileo “tiene la ventaja de estar pensado desde el punto de vista de un hablante del idioma, y en función de las características de la propia lengua[4]”; pero, también reconoce que “es muy conveniente para escribir con cualquier teclado de computadora, o aun la mas antigua maquina de escribir, y especialmente indicado para enviar mensajes de texto por teléfono celular”.

Cuando leo esta última cita, me parece estar escuchándolo a él mismo; pues, en alguna oportunidad me explicó las ventajas que él le reconocía a su trabajo. Me dijo, recuerdo, “una de las desventajas que encuentro en las propuestas de los demás es que resulta complicado escribirla en la máquina de escribir”. (En ese tiempo los computadores personales eran ciencia ficción aún). Me decía, “imagínate escribir esa ele propia del mapuzugun en una palabra que requiere ser subrayada, o lo tedioso que resulta colocar las cremillas a la u, para escribir püllü, por ejemplo, como lo hacen; cuando podemos utilizar la v para ese sonido, y resulta mucho más sencillo”. El profesor Cañumil dice no haber conocido a don Anselmo; pero, es probablemente quien más esfuerzos ha desarrollado por mantenerlo vigente y engrandecer su trabajo, siendo su propósito principal no precisamente aquel.

De esta manera, finalizo esta entrega que tiene como propósito recordar a nuestro pariente, a nuestro tío, y sobre todo motivar a los jóvenes a desarrollar múltiples acciones orientadas a recuperar el nombre y la obra de uno de los grandes intelectuales mapuche. Próximamente ofreceré fragmentos de entrevistas realizadas a otras personas que estuvieron ligadas a él.

Observación:
-          Los trabajos del profesor Cañumil se encuentran en Internet, en formato PDF. El mismo trabajo citado aquí, se encuentra más ampliado con el nombre “Mapucezugun ñi gvnezuam. Estudio del idioma mapuche,(2011).
-          También, en Internet, se puede encontrar un trabajo sin fecha, llamado “Gramática del idioma mapuche del profesor Raguileo Lincopil”.


[1] Anselmo Raguileo militó en el PC.
[2] Entregué una copia a Ruby Raguileo, una de sus hijas.
[3] Cañumil, Tulio. (Sin fecha). Mapucezugun ñi cumgeel. Descripción de la lem¡ngua mapuche. p. 4.
[4] Cañumil, Tulio. (Sin fecha). Mapucezugun ñi cumgeel. Descripción de la lem¡ngua mapuche. p. 8.

martes, 27 de diciembre de 2011

RELATOS DE BRUJOS Y BRUJAS

Hoy comparto, especialmente a mi familia, relatos recolectados en Saltapura que hablan de brujos, brujas o brujerías. Hace un tiempo atrás subí un relato histórico, de los que conozco más (los subiré más adelante). Me parece de mucha importancia hacerlo así, a falta de un contacto directo (vivimos todos/as lejos). De este modo, aquellos/as que nacieron y crecieron fuera de nuestro lof pueden conocer de su raíz y fortalecer su identidad, no sólo con su "apellido" sino que también con el colectivo que habita Saltapura.

Los narradores son Carmela Ñancupil (mi mamá), José Raguileo Ñancupil (mi hermano) y la tía Isabel Tragolaf. Aquí les van:

RELATO DE BRUJERÍA
(Carmela Ñancupil; Saltapura, 03 de marzo de 1989)

A un joven lo iban a correr. Lo iba a correr su mamá, quien era bruja. Entonces, un amigo suyo, joven también, le avisó. Ese otro joven también era brujo y como eran buenos amigos se compadeció de él y le dijo.

-         Tu mamá te va correr, tal día. Yo también soy brujo, por eso lo sé. Ella llevó unas ropas tuyas. Están en el renv[1]. ¿Te atreves a ir a buscarlas?, porque nadie más que tú puede hacerlo. Y yo te puedo llevar.

El joven dijo que sí, que se atrevía. Y fueron. Allá estaban sus cosas y las tomó. De ahí el amigo le dijo:

-         Tal día habrá una reunión a la que yo también asistiré. Ese día, tu mamá dirá que saldrá de visita a casa de un hermano suyo. Es mentira, porque debe ir a la reunión en que te va a correr. Ese día habrá carrera. Si vas conmigo, podrás mirar escondido desde el monte.

Y así lo hicieron. Ese día la vieja salió diciendo que iba a visitar a un hermano suyo. Y se fue. Más tarde se fue el joven con su amigo, y se quedó en el monte donde éste se lo dijo, y desde allí observó lo que ocurrió. Por la noche llegaron todos los brujos, entre los que vio a su mamá. Cuando le correspondió correr le preguntaron qué iba a apostar y ella respondió que “una cabeza de diuca”. Esa diuca era su hijo, el único que tenía. Entonces corrieron y la vieja perdió. Ahí, lloró la vieja; pero, ya había perdido.

Entonces, los brujos mataron un cordero grande que tenían amarrado (que representaba al hijo) y le dieron carne (a la vieja) para que llevara de rokiñ. Después de ver todo eso, el joven regresó a su casa.

Su mamá regresó temprano por la mañana, cansada y con sueño. Dijo:

-         ¡Ay! Vengo cansada. Aquí traigo carne que mi hermano me dio. Me mató un cordero mi hermano. Y se lo pasó a la señora de su hijo. Ella se alegró; pero, su marido – el joven – le dijo sin que se diera cuenta su mamá:
-         Déjala por ahí. No la cocines.

Ella se extrañó. Es que su amigo le había dicho que no comiera de esa carne porque era del cordero que los brujos mataron y que lo representaba a él. Entonces, se iba a comer a sí mismo. Hecho eso, no había ninguna salvación.

La mamá se fue a dormir. Cuando se quedó dormida, el joven la mató con un hacha. Así murió la bruja y el joven se salvó. Después el joven avisó a sus familiares, a quienes contó todo. Ellos entendieron que se trataba de una bruja y consideraron que se había hecho justicia. Nadie puso denuncia por el caso.

Nota: Este relato proviene de Ragintuleufu y fue narrado por Isabel Melillan a Carmela Ñancupil, su suegra. Los hechos habrían ocurrido en ese lugar.

UNA BRUJA SORPRENDIDA
(Carmela Ñancupil; Saltapura, 03 de marzo de 1989)

Al mediodía, las brujas salen a buscar lo que necesitan para hacer sus brujerías. Un joven siguió a una mujer que se internó en el monte, a eso del mediodía. Cuando llegaron bien adentro del monte, la mujer sacó su reboso, lo extendió sobre el suelo, sacó un “pitito” de entre su ropa y lo tocó. El joven escondido, observaba.

Al poco rato, comenzaron a llegar todo tipo de insectos y sabandijas. Entonces, ella sacó su cortaplumas y de uno en uno los iba tomando y les sacaba algo. ¡Quizás qué sería!. En eso estaba cuando el joven salió de su escondite y le habló de sorpresa:

-         ¿Qué está haciendo, papay?
-         ¡Ay!,  dijo la mujer. ¡Ay, caw! No le cuente a nadie, caw. No le cuente a nadie. Remedio, caw; pa remedio que ando buscando.

Ya. Así quedó. Pasó el tiempo y como al año la mujer se murió. Dicen que cuando pillan a los brujos, estos se mueren. Seguramente se molestará el Diablo.

LA MUERTE DE CEWKE
(José Raguileo; Saltapura, 13 de junio de 1994)

Cewke fue weku (tío, hermano de la madre) de los Curiqueo: Pvxem y el finado Alberto. Cuentan que en una ocasión encontró un plato con un pollo asado y tapado con un mantel y que también había allí una botella de vino. Eso ocurrió en la junta del camino que sale de Saltapura con el que viene de Bolonto y sigue hacia Loma Larga, en el alto de Wiskao.

Dicen que Cewke se llevó el pollo a su casa, con todo. Se lo comió y también se tomó el vino. Tiempo después murió. Era un mal. Por eso, en este lugar nadie se come algo que encuentre botado.

--------

En abril de este año, más o menos, donde se junta el camino que sale de Saltapura con el público que viene de Teodoro Schmidth  y que va a Nueva Imperial, en el sector del paradero de la micro, varias personas vieron dos botellas malteras que contenían un líquido; entre ellas la Flor[2] que iba a endilgar a la Loreto[3] hacia la escuela. La señora Raquel, que vive a menos de 100 metros del lugar, cuenta que en ese lugar se encontró con Miguel Ñanculeo[4], quien probó el contenido de las botellas y le dijo que era chicha y que estaba buena. Se las llevó. Las botellas habían estado allí gran parte del día.

Nota: A la fecha (2011), Miguel Ñanculeo sigue vivo. Lo de las botellas de chicha no se trató de un mal; probablemente algún borracho las olvidó.

OTRO RELATO DE CEWKE
(José Raguileo; Saltapura, 14 de junio de 1994)

Cewke era brujo. Cuando murió un pariente – no recuerdo quién – hicieron la fosa en el mismo lugar en que había sido sepultado finao Tran (Tránsito Calfuqueo), papá de Arnoldo. Allí salió la calavera del finao anterior, de Tran.

El viejo Cewke se robó la calavera. Después del funeral pasó a hacer kojetu[5] donde mi tío Martín Raguileo. Dejó la calavera escondida en un chuponal[6]. Tal vez por borracho o por la oscuridad, no la halló después.

Al tiempo después, Herman – hijo de mi tío Martín – rozando, la encontró en ese lugar. Así se supo del robo de la calavera. La llevaron de nuevo al cementerio para sepultarla.

UN CASO DE CHONCHÓN
(José Raguileo; Saltapura, agosto de 1994)

Miriam[7] y José cuentan que estaban solos en la cocina de fogón, cuando pasó un chonchón y cantó. José le dijo “Venga mañana a tomar chicha. Todavía queda”. Al día siguiente, llegó el viejo Cheuquepal, quien nunca había visitado la casa. Llegó preguntando por chicha. Como era conocido lo hicieron desmontar y lo atendieron como acostumbran hacerlo en casa. El hombre se curó.

Dice la mamá que en esa oportunidad, después de estar muchas horas en casa y ya borracho, contó que era chonchón; pero, que no hacía daño. También contó que su mamá solía enviar piedras hacia la cordillera. El newen, dijo que lo tenían debajo de un morro de tierra que hay junto a una tranca a la salida de su casa.

OTRO RELATO DE CHONCHÓN
(José Raguileo; Saltapura, agosto de 1994)

Había un fulano que tenía empleado, inquilino. No le duraban. Todos se iban. Un día invitó a un compadre suyo para que le sirviera. A ese hombre le dijeron que tuviera cuidado con su compadre porque tenía algo y que por eso se le iban los empleados. Él aceptó, de todas maneras.

Una noche que sintió que el chonchón pasaba, le disparó. Cerca suyo escuchó que cayó algo. Al ir a mirar, encontró que se trataba de su compadre. El hombre se impresionó. Le avisó a su mujer porque esto ocurrió al lado de la casa. La mujer lo regañó. Entonces, tomó de la oreja a su compadre y lo fue a dejar junto a su casa. Mañana le voy a pedir disculpas, se dijo.

Al día siguiente lo fue a ver. Lo encontró todo moreteado en el rostro. Ahí se disculpó. En adelante, no volvió a dispararle a los chonchones porque con un disparo se caen del susto.



[1] Renv: Cueva en la que se reúnen los brujos y brujas. Allí realizan sus encuentros para todo tipo de asuntos. Allí también hacen vida social, hacen fiestas y corren a sus víctimas.
[2] Flor Raguileo, hermana del narrador.
[3] Loreto, sobrina del narrador (hija de Flor).
[4] Vive cerca del lugar mencionado.
[5] Kojetu: costumbre de ir a casa de los deudos – después de ocurrido el funeral – para seguir comiendo y/o bebiendo.
[6] Se refiere al chuponal que se encuentra en el callejón por donde salía el tío Martín.
[7] Miriam, hermana del narrador.

sábado, 3 de diciembre de 2011

RECORDANDO EL 5º MINGAKO KULTURAL

Se nos aproxima la fecha del 6º Mingako Kultural, el que habrá de celebrarse en febrero de 2012. El tema central será la obra de Anselmo Raguileo, su propuesta de escritura para el mapuzugun.

A preparar, entonces, lo que cada uno pueda realizar, según sus habilidades o competencias. Pensamos realizar un taller de introducción a la escritura con el Alfabeto Raguileo, como actividad central.

Al igual que en años anteriores, esperamos tener la visita de algunos peñi y/o lamgen que se dedique a alguna manifestación artística. Ojalá preparen algo especial, para conmemorar la obra de Anselmo Raguileo, de Saltapura y los 20 años desde su partida.

A continuación les  comparto algunas imágenes captadas en el último Mingako, las que fueron cedidas por algunos asistentes.


 Amaneciendo 1. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Amaneciendo 2. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Amaneciendo 3. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Acortando la mañana. saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Desayuno. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Almuerzo 2. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Almuerzo 3. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Almuerzo Mingako. Saltapura 12.02.11


La Zaranda en Mingako. Saltapura 12.02.11


Campamento en la quinta. Saltapura 12.02.11


Público mingako 1. Saltapura 12.02.11


Ignacio Kalfukura, Carola Nawelwal. Saltapura 12 .02.11. Foto Carina Raguileo. (La fecha es un error de configuración de la cámara. En los demás casos es lo mismo)


Alan Paillan. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Integrantes Taller David Cayuqueo. Mingako 12.02.11 Foto Germán Correa


Marco y Juan, de La Zaranda. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


El culpable de todo. Mingako 12.02.11. Foto Germán Correa


Público mingako 2. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Público mingako. Saltapura 12.02.11


Mirando al sudeste. Saltapura 12.02.11


Carreta en mingako. Saltapura. 12 02.11


Cena 1. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Cena 2. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Canturreo junto a la fogata 1. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Canturreo junto a la fogata. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


Carola y José. Saltapura 12.02.11. Foto Mabel Raguileo


Tía Marta y Raúl a la fogata. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo


 Xuxukatufe. Saltapura 12.02.11. Foto Carina Raguileo