Erwin Quintupill
¿Tenemos
que adherir a todas las conmemoraciones y celebraciones que nos llegan por el
hecho de estar bajo la condición legal de chilenos? Ya sabemos que no. No todos
lo saben, claro. Sólo aquellos que hemos podido sobrevivir al proceso de
chilenización a que nos ha obligado el Estado chileno. Aquellos dirán que nadie
nos ha obligado; pero, respondo que nadie nos preguntó si queríamos estudiar en
la escuela chilena tutelada por la Iglesia católica. Nuestros antiguos fueron
llevados mayoritariamente sin consulta alguna. Fue una imposición, producto de
la derrota ante el ejército chileno que invadió nuestro territorio, nos venció
con armas poderosas y de pasó destruyó nuestra institucionalidad, nuestro modo
de ver y de relacionarnos con el mundo.
En la
actualidad a ninguna familia mapuche le preguntan si lo que le enseñan a sus
hijos en la escuela chilena es lo que quiere para ellos. Probablemente, muchos
ya no estén capacitados para argumentar en contra o a favor. Como dije en un
artículo acerca del uso de los dibujos y diseños en la vestimenta tradicional,
nos colonizaron no sólo el territorio y la institucionalidad, sino también el
pensamiento. Hicieron añicos nuestro azmapu. Y si nos rebelamos, nos reprimen.
Sin
embargo, el día internacional de la mujer es un hecho que no puede pasar
desapercibido, aunque seamos machistas, pues debemos aceptar el desafío de
evolucionar y ajustarnos a los nuevos tiempos; eso sí, de manera autónoma. No
porque lo veamos en televisión, lo escuchemos en las radios y lo digan las
autoridades chilenas elegidas “democráticamente”.
Oí la
radio en la mañana del día 7. Allí decían que en la ciudad de Temuco habrá el
próximo sábado 9 una cicletada. Ignoro si esa es la única actividad para
conmemorar este día. De ser así, estaríamos en un acto de celebración y no de
conmemoración.
Las
celebraciones tiene que ver con festejos; la conmemoración con recordar
(memorar) un acontecimiento entre más de dos. Y ¿qué se conmemora el 8 de
marzo? Si buscamos la información, encontramos datos algo confusos. Cito
entonces:
“Una de las versiones sobre este tema cuenta
que el 8 de marzo de 1857 en Nueva York las mujeres de una fábrica (cuyo nombre
también varía según la fuente) protestaron por la mejora de sus condiciones laborales,
tras lo cual el empresario dueño de la fábrica las encerró y prendió fuego a la
fábrica muriendo 129 mujeres. El mito continúa afirmando que en conmemoración
de este suceso surgió más adelante el Día Internacional
de la Mujer, pero en realidad no existe ningún documento fiable que
corrobore esta versión. Otra teoría que circula es que dicho incendio ocurrió
el 8 de marzo de 1908, teoría que se viene abajo en cuanto se descubre en el
calendario de ese año que el día 8 de ese mes era domingo, día en el que
difícilmente se origina una huelga, además de que tampoco hay ningún dato que
sustente este hecho. Por último también se escucha que el origen pudo ser una
manifestación del sector textil que se produjo en esta época también en Nueva
York, pero nuevamente nos encontramos con que la afirmación no parece basarse
en ningún dato serio.
Lo que encontramos aucndo acudimos a
investigaciones serias sobre este tema es que en Copenhague donde, en 1910, en
la celebración de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, se
aprobó por unanimidad el establecimiento del Día Internacional de la Mujer
Trabajadora como método de lucha por la causa de la mujer. Esto fue gracias
a la propuesta hecha por una mujer socialista y alemana, Clara Zetkin.
Con respecto al incendio anteriormente
mencionado: sí ocurrió, pero no en 1857, ni en 1908, sino el 25 de marzo de
1911, pocos días después del primer encuentro internacional y en la fábrica
“Triangle Shirtwaist Company” de Nueva York, donde murieron más de un centenar
de trabajadoras. La relevancia que se le otorga es debida a que se hizo
referencia a él en muchos de los encuentros anuales posteriores, pero no fue el origen del Día Internacional de la
Mujer. Del mismo modo se sabe que sí ocurrió una manifestación del sector
textil, pero el 27 de septiembre de 1909, y la huelga se prolongó durante 13
semanas (hasta el 15 de febrero de 1910), pero tampoco tuvo parte en la
instauración de la celebración del 8 de marzo.”
Resalta el mismo artículo citado:
“Fue el 8 de marzo de
1917 en Rusia donde, como consecuencia de la escasez de alimentos, las mujeres
se amotinaron. Este importante acontecimiento marcó el comienzo de la
Revolución Rusa, que derivó en la caída del Zar y en el establecimiento de un
gobierno provisional que por primera vez concedió a la mujer el Derecho a Voto.
Por la relevancia de este suceso, y sobre todo porque fueron las mujeres
quienes lo llevaron a cabo parece ser que se situó definitivamente en el día 8
de marzo del calendario gregoriano el Día Internacional de la Mujer
Trabajadora.”
Consultadas
otras páginas, dicen más o menos lo mismo. Entonces, si vamos a conmemorar,
¿cómo hacerlo? Propongo que sea a través de la conversación sobre las
condiciones de desigualdad en que viven las mujeres actualmente. Por nombrar,
sólo algunas:
-
La mujer que trabaja fuera de la casa, regresa a ella para seguir
trabajando; los hombres, mayoritariamente no hacemos eso.
-
Muchas mujeres viven bajo la tutela masculina y deben solicitar
autorización a su pareja, cuestión que a nosotros no se nos pasa por la cabeza.
-
Los hombres, ya en nuestro primer pololeo estamos condicionando a
nuestras mujeres acerca de qué puede o no puede hacer. Es un fenómeno
mayoritario.
-
Las mujeres logran sueldos más bajos que nosotros, de acuerdo a datos
oficiales. Lo mismo ocurre con las pensiones.
-
Nuestras mujeres – las mapuche – viven la doble discriminación.
-
Y un largo etcétera.
Si los
mapuche nos vamos a sumar, hagámoslo a través de nuestras figuras emblemáticas,
las de antes y las de ahora. Por eso, se me viene a la memoria nuestra machi
Millaray Huenchulaf, prisionera del Estado chileno. La primera machi –en
nuestros tiempos – que es llevada a prisión acusada de manera falsa, creo, por
estar liderando la recuperación legal de un espacio sagrado que nunca dejó de
pertenecer a la comunidad que representa. ¿Qué hay más allá de esa detención?
Los intereses de empresarios privados por instalar en esa región un proyecto
energético que dañará el espacio sagrado que la machi pretende no sea tocado.
Detrás de todo eso está el interés común dirá el Estado y que paradójicamente
nos excluye.
A esta
mujer y a muchas otras como ellas son las que debemos llevar en nuestro
pensamiento, no sólo en este día, sino todo el tiempo que tengamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario