jueves, 24 de marzo de 2016

MUESTRA CULTURAL

Se realizó el 20 de febrero; pero, se hace necesario escribir e informar sobre ello, sobre todo a los ausentes de Saltapura.

Todo comenzó en una conversación informal, durante un almuerzo, allá por fines de enero, después de haber esquilado las ovejas de la tía Zoila. Yo no estuve allí; pero, me contaron… Unos días después me invitaron a una reunión en que se estaba organizando la actividad. Se la tomaron en serio y se mostraban entusiasmados. Me contaron que personas de Nohualhue, Hueychahue y Quilaco se habían enterado y se mostraban interesadas en participar. Pero, ¿de qué se trataba? De mostrar lo que se produce entre nosotros. Hasta un nombre le habían encontrado: “Faw che ñi kvzaw” (El trabajo de la gente de aquí). “No importa que vendamos poco o hasta que no vendamos. Sólo queremos darnos a conocer”, escuché como comentario principal. Se proponía de todo: artesanías, verduras, frutas, comidas, mermeladas, bebidas artesanales, etc. La idea es que no hubiera productos de fábrica, ni comidas típicamente chilenas. “Queremos que se destaque lo mapuche”. “Las empanadas se venden; pero, no las queremos en esta muestra”.

Se escribieron cartas a la Municipalidad, a medios de comunicación con el propósito de encontrar apoyo en infraestructura y publicidad. Y se logró. Circunstancialmente, el municipio local se encontraba preparando un mes de celebración del aniversario de la ciudad de Nueva Imperial. Y tranzaron. Se aceptó ser incluidos en el programa a cambio de stand, sillas, carpas, escenario, publicidad y amplificación.

En esa reunión – a la que asistí – se propuso que hubiera un show con personas de acá. Se nombró a algunas personas que cantan y se armó una propuesta. Acepté que me incluyeran. “Leeré algunos poemas y… está bien, también cantaré un par de rancheras”.

Fernando Raguileo, el presidente de la Asociación Xafazkintun se llevó gran parte del peso de las gestiones.

Desde la municipalidad entregaron un lienzo, el que fue puesto en el camino principal, ese que lleva hacia Teodoro Schmidt, allí en el paradero de micro. Pero, las letras eran pequeñas. Lo único que los conductores de vehículo podrían leer era “Muestra Cultural”. Así que, por el otro lado, se pintó lo mismo, más la fecha, el día y la hora. Con materiales propios se confeccionaron otros carteles de grandes dimensiones y fueron puestos en el mismo lugar, para que viajantes de cualquier dirección pudieran leerlos sin dificultad, indicando que todo ocurriría a sólo 100 metros de allí. Loreto confeccionó banderines para marcar el camino a la sede de Xafazkintun (el lugar en que se desarrolló esta 1ª Muestra). Se repartieron carteles por los caminos y en las dos micros que circulan por el lugar. Se gestionó un perifoneo por las comunidades vecinas en la víspera. Mi hermana Miriam creo que fue la responsable, recurriendo a un senador. Hubo quienes trajeron herramientas para cortar el pasto, y hubo un día en que estuvimos rozando y hermoseando algunos árboles existentes en el predio. Se hizo aseo general.

El día 19 llegaron parte de la infraestructura facilitada por el municipio. Lo demás fue traído a la mañana siguiente. A eso de las 10 de la mañana del 20 de febrero, había en el lugar un pequeño grupo de expositores esperando el momento de comenzar a armar su stand. Yo, llevé mis asuntos en una carretilla, pues vivimos cerca. Como a las 11 horas estaba todo listo, incluido un espacio en que se atendería a los más pequeños que pintaron y jugaron.





Se tramitó la posibilidad de un presentador que no funcionó y me habían solicitado como segunda opción. Así que tuve que hacerme la idea y comencé a organizar el programa con la ayuda del incansable Fernando. Algunas mujeres comenzaban a cocinar. Loreto andaba en eso de redactar e imprimir una hoja en que figuraba el nombre del expositor/a, lo que mostraba y su lugar de procedencia. ¡Empezó a llegar público! Me quedé sorprendido. Pensé, por un momento que esa gente se iría luego y no volverían; pero, no fue así. Después de recorrer los stands, se sentaron en las mesas, bajo el inmenso toldo y se pusieron a conversar. La cerveza artesanal comenzó a ser solicitada. También las sopaipillas y otros asuntos. Entonces, subí al escenario y comencé por saludar, dar una breve explicación, agradecer la asistencia, comentar que habría almuerzos para que compraran y les avisé que tendrían música en vivo.

Como a la una de la tarde, anuncié al líder de la comisión organizadora. Fernando fue breve en su saludo y en explicar los objetivos y el programa. Luego se vino el primer número musical. La prima Nora Quintupill le pidió a Guillermo que le acompañara con la guitarra. Ensayaron un poco y dijeron ¡listo!. Ella cantó una canción de Los Vásquez y enseguida una versión en mapuzugun de una canción popular, traducida por ella misma. ¡Tremenda sorpresa! Nora posee una voz cálida, joven aún, realiza unas inflexiones que parece que hubiera estudiado algo de canto; pero, no, no es así. Gustó mucho.


La idea original era que hubiera un par de canciones a esa hora y que el show se haría allá por las seis de la tarde, para con ello cerrar. Pero, las cosas se fueron dando de otro modo, porque un rato más tarde – habiendo harto público dando vueltas por el espacio – la sobrina Rayen que había estado ensayando un poco con Juan Llanquileo, para que le acompañara en guitarra, se subió al escenario y cantó canciones de Manuel García. Aunque nos conocemos todos, no dejaba de sorprenderme, porque Juan en otro tiempo solía tocar el acordeón junto a su hermano Roberto y cantaban música mexicana. Desde hace unos años, me contaron sólo cantaba en la iglesia a la que asiste, y en casa también; pero, no en fiestas.



Un furgón, puesto por el municipio hizo el recorrido desde Nueva Imperial hasta Saltapura. Y en él llegaron varias personas, para quedarse, pues se regresó a eso de las siete de la tarde. Hasta de Temuco llegaron un par de amistades.


La cuestión no paró. Cada cierto tiempo, leía – por parlante – los nombres de los expositores, sus productos y de dónde son.

(EN UNA PRÓXIMA ENTREGA DARÉ A CONOCER EL NOMBRE DE TODOS LOS EXPOSITORES Y EL DETALLE DE LO QUE MOSTRARON)

Fue el momento, también en que debí anunciar al alcalde. Hizo un breve saludo, sin exponer ningún otro asunto. Después le vi conversando con varios, visitando los stands hasta que… dicen que se fue. Entre tanta gente, el momento pasó desapercibido.

Se organizó una muestra breve y sencilla de coyke purun (danza del avestruz) con jóvenes y niños, y otra de palin. Hasta que me llegó el momento. Así lo anuncié. No soy cantante; pero, esta muestra la levantamos entre todos y hacemos lo que podemos con el entusiasmo que se nos ha contagiado. No soy parte de la Comisión organizadora, sino un colaborador más. Feliz de lo que está ocurriendo, porque hace diez años inicié la realización de un mingako cultural, para provocar alguna acción, y ahora la estoy viendo. Canté un par de rancheras y una canción que aprendí de mamá, o sea, kiñe vl (una canción mapuche). Improvisé, porque ni guitarra andaba trayendo, así que me conseguí una, y por señas Guillermo me ayudó con la letra de una canción que tendía a olvidárseme. Salió todo bien.

La gente almorzó. Hubo asado de cerdo, cazuela de pollo de campo, chicharrones con papas, ensaladas, pan de horno, tortillas y sopaipillas. Se acabó todo, me contaron. A ratos, tomábamos mate o alguna otra bebida y… mucha conversación.

Fue el momento de los Llanquileo. Roberto me dijo que se llaman “Los rivales de Nohualhue”; pero, se me olvidaba. Cantaron algo del repertorio de Los Rancheros del Sur, algunas cumbias viejas y otras canciones. La cosa se puso buena y sugerí al público que bailaran. Les conté que mi mamá nos hacía bailar de la nada, en otros tiempos, allá en nuestra casa. ¡Cómo se van a perder esta música tan bonita!... No pasó nada, así que le pedí a mi hermana que bailáramos a un costado. Eso fue el detonante. Luego aparecieron tres parejas… y otras, y otras… “Los rivales…” no se hicieron de rogar y siguieron dándole a su repertorio de torneos de fútbol de otro tiempo… ¡Era una fiesta!


Como en algún momento se levantó viento, había varios vasos de plástico y otras porquerías en el suelo. Por eso, me dirigí al respetable, para explicarle la situación y solicitarle que colaboraran en dejar limpio. Al momento de despedirnos, la gente se fue rápido. Hubo despedidas, rostros alegres y satisfechos… El personal de la municipalidad llegó para desarmar y lo hizo con la ayuda de algunos locales… Lo bueno fue que al mirar el sitio en que estaba todo, no había basura por ningún lado. ¡Todo funcionó, demasiado bien!


En la reunión de evaluación, realizada unos días después, hubo sólo palabras de satisfacción y el manifiesto deseo de que se repita en el próximo verano. Se destacó que se dio un ambiente familiar, de encuentro, de conversación, la música y el hecho de que todo lo mostrado fuera hecho por nosotros mismos y de que se gestionó en tan solo un mes. También se contó que de entre el público hubo muchos que quedaron bien impresionados por el lugar, lo encontraron bonito, acogedor. ¡Ah! La mayoría dijo que vendió suficiente y más de lo esperado.

Ahora a esperar el próximo verano, en febrero, porque la Muestra llegó para quedarse. Quedan todos invitados…