ACTO
CENTRAL
Sábado
16
Otro
asunto importante – para este Mingako – resultó ser la revisión de hechos
históricos que pueden ser presentados como antecedentes que explican la
situación actual. Al decir esto último me refiero a lo que el gobierno y la
prensa chilenos han llamado el “conflicto mapuche”.
Me
detengo para hacer una aclaración con relación al concepto conflicto y al mismo
tiempo hacer notar que el modo en que empleamos el lenguaje induce a
interpretaciones variadas. En otras palabras, el lenguaje sirve para comunicar
lo que queremos decir, pero, también para encubrirlo; para lograr comprensión
sobre nuestro discurso (lo que sostenemos) como también hacer creer algo
distinto a lo que pensamos. El lenguaje da para mucho y las instituciones lo
saben muy bien. Si sus funcionarios son ignorantes al respecto, serán restados
a esas funciones, o también puede ocurrir que sean asesorados adecuadamente.
CONFLICTO
es un fenómeno social; pero refirámonos específicamente al conflicto humano.
Conflicto es un asunto que por definición incluye la participación de dos
partes que se enfrentan a un desacuerdo. Se resuelve mediante negociación. Las
posibilidades de resolución son muchas o -por lo menos más- de una.
Dependiendo
de las habilidades con que contemos para enfrentarlo:
-
Una de las partes puede imponerse sobre el otro. Estamos en presencia
de un vencedor y un vencido. En este caso, generalmente el “vencedor” actúa de
modo violento.
-
Una de las partes puede ceder todos sus intereses en beneficio de la
otra, motivado por temor (a perder parte de lo que ya tiene, a perder mucho, a
no lograr nada material sino sólo malestar emocional, al ridículo, a ser
golpeado/a físicamente y/o psicológicamente; etc.).
-
Ambas partes hacen como que el conflicto no es importante y lo
mantienen en situación de congelamiento o nos hacemos los lesos. El conflicto
está escondido en algún rincón de nuestras vidas carcomiendo nuestro estado de
ánimo.
-
Ambas partes dialogan argumentando sus posiciones y están dispuestas a
llegar a una solución que les beneficie. Ambas partes saben desde un principio
que deberán ceder parte de lo suyo y que recibirán un trato semejante de la
otra. Hay reciprocidad. Esta forma de enfrentar el conflicto puede buscar apoyo
en una tercera parte que sea neutral, competente en resolución de conflictos y confiable
para todos.
Se
puede decir mucho más al respecto; sin embargo podemos observar que calificar
de mapuche este conflicto es dejar fuera de toda responsabilidad a la otra
parte, la chilena.
Efectivamente,
en mi opinión, estamos frente a un conflicto, iniciado principalmente por el
joven y tozudo Estado chileno ¿o debiera decir la joven y tozuda clase
dirigente de Chile. El conflicto es chileno-mapuche, ocasionado por la invasión
territorial realizada por el Estado chileno y la actitud colonizadora
permanente que ha mostrado a partir de entonces.
El
conflicto no fue un constructo o una creación mapuche. El conflicto se nos
apareció, a pesar de que muchos líderes de ese tiempo hicieron lo posible para
evitarlo. (Para enterarse mejor, ver sobre el último levantamiento mapuche).
…
Nosotros
los mapuche no tenemos no nos caracterizamos por mostrar una conducta colonizadora,
aunque hay historiadores (no mapuche) que dicen que en tiempos antiguos
nuestros antepasados habrían tenido ese comportamiento, porque habrían
desplazado a otros grupos humanos del territorio que ocupaban.
Admito
que los humanos, manifestamos – al igual que los demás mamíferos – esa conducta
de defensa del territorio y la consiguiente defensa de lo que consideramos
nuestro. Sin embargo, en la llamada antigüedad era tanto el territorio de que
disponían nuestros viejos y viejas que no me cabe la idea de que ellos
invadieran violentamente el espacio de otros… Los relatos que hasta ahora
perduran hablan de que las familias se asentaban en un lugar y se mantenían en
él por un tiempo prolongado. Sin mayor antecedente, pienso que podrían
mantenerse unos doscientos años aproximadamente.
¿Qué
les hacía cambiar de lugar? La observación de que el sitio estaba siendo
explotado más allá de su capacidad de recuperación. Los mapuche antiguos -y
algunos de ahora también- entendían que con la naturaleza debía de darse una
relación de reciprocidad, de modo que no se la podía utilizar al punto de
generar un estado de desequilibrio irreversible. Toda la naturaleza (el suelo,
el bosque, los demás animales, etc.) debían tener la oportunidad de
recuperarse, de “descansar” se dice todavía. Por eso, las familias se
trasladaban a otro sector y allí continuaban su existencia. No éramos nómades;
pero, tampoco sedentarios.
…
Sobre
ese conflicto se expuso y conversó en la jornada final del 7º Mingako. La
actividad pudo ser fallida, no haberse realizado, porque en la víspera el peñi
Héctor Nahuelpan (historiador) se enfermó y en lugar de ir a Saltapura debió
buscar un médico para rehabilitarse. También ocurrió que la lamgen Eliana
Pulquillanca no pudo viajar ya que su papá se agravó justo en esos días. Ella
lo estaba acompañando. Me llamó en el momento en que desarrollábamos la
actividad para decirme que deseaba mucho estar con nosotros, que saludara a los
asistentes y que la disculpáramos. En fin, ojala haya una nueva oportunidad
para todos. Si trabajamos para ello, puede ser.
Pero,
Alfredo Seguel no tuvo ningún impedimento para llegar y adaptarse a la
situación. “Ya lo conversé con Héctor”, me dijo cuando nos encontramos esa
mañana en Nueva Imperial, mientras en Saltapura se empezaban a movilizar hacia
la sede comunitaria. Las comisiones de trabajo, organizadas algo tardíamente,
funcionaban bien. “No hay problema”, le respondí. Agregué que venía aprendiendo
en esto del Mingako a sobreponerse sobre la marcha. Hablamos de cómo estaba
organizada la jornada.
El
programa consistiría en una primera parte en donde se abordarían los
antecedentes históricos identitarios, después almorzaríamos todos juntos, y por
la tarde continuaríamos con lo más actual (datos estadísticos sobre ocupación
territorial y uso del mismo, antecedentes sobre derecho indígena y algo más).
Finalmente cerraríamos con alguna intervención artística.
Imagen: Alfredo comienza su exposición.
Imagen: Público (internacional).
Imagen: Algunos tomaban apuntes. De entre las participantes del taller de dibujos en telar, hubo quienes siguieron trabajando durante el desarrollo del acto.
Imagen: Público (local).
El
público escuchó atentamente. Me preocupaba el lenguaje que utilizara el
expositor; pero posteriormente entendí que la información fue bien acogida.
“Hay cosas que yo sabía; pero, muchas otras, no”, me contaba una de mis
sobrinas días después. “Y por eso estuvo bien. Da lata que otra gente no se
interese por informarse”
Este
último comentario es preocupante, porque da a saber que parte de los jóvenes
están insatisfechos con la actitud de “sus mayores”, esa muestra de
indiferencia irresponsable.
Otro de
los asistentes y con otro nivel de lectura me comentó que en la exposición hubo
“profusión agotadora de elementos demasiado técnicos” y propone a cambio otra
“más participativa”, de modo que los asistentes no se sitúen en la periferia
sino en el centro de la actividad misma. Interesante aporte a la metodología.
Habría que hilar más fino, justamente.
Como
sea, quienes asistieron a la exposición mostraron agradecimiento por la
temática desarrollada, por el trato y también por el formato adoptado, que
incluyó almuerzo y un par de intervenciones artísticas. Recuerdo que después de
haber comido, pensé que más de alguien dormitaría y no fue así. Se observaba el
efecto de lo ingerido; pero, se mantuvieron en el lugar.
Imagen: Almuerzo comunitario. Ninguno de los asistentes se perdió la actividad central, porque las comisiones funcionaron bien.
Fotografía: Moli.
Imagen: Almuerzo comunitario
Fotografía: Mabel.
Imagen: Almuerzo comunitario.
Fotografía: Mabel.
Terminada
la exposición de Alfredo se hizo un reconocimiento a las mujeres que asistieron
al taller de dibujos en telar. Lorena y Fresia se habían ido muy temprano,
porque debían trabajar, dijeron. Norma, María y Lidia no llegaron. Agradecí a
Loreto y a Carina por su ayudantía, a las asistentes por el desafío que se
proponían, esto de querer ser ñimikafe (zomo ñimikafe). Es un rol no menor y
con muchas posibilidades por los tiempos que corren. Las/os ñimikafe no deben
conformarse sólo con reproducir lo que en otro tiempo se ha hecho. Existe
también la tarea de proponer nuevos horizontes, si nos entendemos el natural
comportamiento evolutivo. Esto último no es nada nuevo; pero, es un
conocimiento que la escuela chilena ha ido destruyendo, a pesar del discurso
constructivista. (Una cosa es el discurso, otra es la acción).
Imagen: Participantes en el taller, hablando acerca de su tuwvh y su motivación.
Fotografía: Mabel.
Momento especial fue la entrega de un gvrewe (herramienta para presionar la trama al urdido) a las participantes. Parecía ceremonia de iniciación o algo así. Cada una de ellas habló de su motivación y dio a saber su procedencia. María (de Santiago) nos contó que durante mucho tiempo trató de ocultar su origen y que su esposo (no mapuche) la ayudó a reencontrase. Él estuvo presente. Justamente llegó esa mañana, algo preocupado por no ser bien recibido. Alejandra comentó que está casada con un hijo de mapuche y que quiere que su hija se identifique con ello, que a medida que vaya creciendo quiere aproximarla a su origen, que quiere ser ella quien le enseñe a tejer en el wixal (telar).
El gvrewe
de reconocimiento fue un aporte de Fernando Raguileo y él mismo se los entregó.
Días antes me preguntó: “¿Cuántas son?, quiero hacerles un regalo”.
Imagen: Entrega de gvrewe.
Fotografía: Erwin.
Imagen: Ellas.
Fotografía: Carina.
Imagen: Pa la foto, pareciendo un equipo.
Fotografía: Carina.
Luego continuó Guillermo que no hace mucho se incorporó a la familia, por eso de los amores que nos enriquecen tanto. Él interpretó un par de canciones modernas (con guitarra y en castellano). Siento una envidia sana cuando veo y escucho aquello.
Imagen: Guillermo.
Fotografía: Erwin.
Poco
antes del cierre, recordé a algunos de nuestros mayores: a mis padres y a la
tía Marta Quintupill que desde la primera versión del Mingako estuvo
asistiendo. Ella vivía en Nueva Imperial y tiempo atrás lo había hecho en lo
que ahora es Hualpen (antes parte de Talcahuano). Lo especial de ella era esa
demostración de apego a su identidad. Solía llegar sola y recuerdo que en la
primera ocasión (2007) comentó que ella andaba con su ropa tradicional, como
preguntando si podía usarla… Dos primas mayores que estaban esa vez,
rápidamente la llevaron hacia uno de los baños y medio detrás de nuestra
miradas hicieron el cambio. Llovía en esa ocasión. En 2009 le pedí que cantara
y lo hizo. Al parecer fue la primera vez que lo hizo en un contexto distinto al
familiar. Se le vio emocionada y cumplió.
Imagen: 1º Mingako (2007)
Fotografía: Víctor Cifuentes.
Imagen: Homenaje a Anselmo Raguileo (1º Mingako, 2007)
Fotografía: Víctor Cifuentes.
Imagen: Almuerzo (3º Mingako, 2009)
Fotografía: Erwin.
Imagen: Marta Quintupill canta (3º Mingako, 2009)
Fotografía: Erwin
Imagen: Pablo Quintupill, Zoila Huilipan, yo y Marta Quintupill
3º Mingako, 2009.
Por
eso, por su ausencia, decidí cantar una vez más eso de Fvxa kuyfi ñi mvlen[1],
una antigua canción que cantaban nuestro mayores. De mi generación el único que
lo hace soy yo; por eso, insisto para que los jóvenes de ahora la tomen y la
conserven. También lo hice por mis padres (Juan y Carmela) y por mi tío Anselmo.
Imagen: Yo.
Fotografía: Moli.
Imagen: Guillermina Quintupill y yo.
Fotografía: Andrea.
Finalizó
el 7º Mingako Kultural con la participación de la tía Guillermina Quintupìll,
que llegó sorpresivamente desde Concepción directo a nuestra casa para
acompañarnos. ¡Qué situación más estimulante! El cansancio desaparece o
desapareció, pues allí estaban en medio de la noche mojada mi tía y mis dos
primos (Marcelo y Sonia) y Keli (la pareja de M.)… Ella explicó que no cantaría
canciones de amor, porque consideraba que la ocasión era para otras… Entonces
interpretó una que aprendió de su papá (Ignacio Quintupill) y que narra un
hecho que le aconteció a él. Después siguió con un canto de machi que
aprendiera de Tugeyman… El peñi, Patricio Melillanca tuvo el acierto de
registrar el momento y subió el video a Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=yZN2hoZJfHk&feature=youtu.be).
Ha
transcurrido un mes exactamente desde aquellos días que comenzaron temprano y
finalizaron casi al amanecer. Me quedan muchos aprendizajes. Me queda la
sensación de estar comenzando aún. Se nos abren nuevos rumbos, nuevos desafíos.
Hay que seguir…
En otra
abordaremos los otros momentos del Mingako número 7 y que son muchos, no
oficiales; pero significativos.
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