sábado, 6 de febrero de 2010

4º Mingako Kultural en Saltapura


Ajetreado el preparativo, el comienzo, el desarrollo y la despedida. Al final, la satisfacción de cumplir una parte importante de las metas, la alegría de compartir lo que se tiene y que los actos de reciprocidad son posibles, aunque no sin problemas. Satisfacción de que los asistentes y participantes aporten al mejoramiento de un hecho que comienza a ser parte de nuestra realidad; alegría de que los problemas encuentren solución del modo menos esperado.

Es sabido que el Mingako en Saltapura no ha buscado ni ha tenido ofrecimiento de financiamiento externo a sus participantes. Es mejor que siga siendo así. De lo contrario perdería su carácter de tal, pues se transformaría en un espectáculo en el que sólo unos pocos aportarían a su logro y la mayoría acudiría sólo a disfrutar lo que se mostrara. ¿Qué tomará esta iniciativa? Es impredecible. Sus dos últimas versiones, llegué a creer que no se realizarían; sin embargo, hubo gente – en la misma Saltapura – que recordaron que la fecha se aproximaba y a preguntar qué haríamos en esta ocasión.

El primero se centró en el tema de la identidad; el segundo, en la historia local; el tercero, en la palabra cantada; y el último en los estudiantes mapuche y su organización. ¿Qué habrá de ocurrir ahora en mi Saltapura? De momento, hay conversaciones para mostrar un video de Danko Mariman y también el lanzamiento de “A un costado del mar”, un libro casual que ha ido naciendo a lo largo de muchos años y que cuenta mi experiencia y la de otros sobre el fenómeno de la muerte. Espero que ambos desafíos se hagan realidad, en el transcurso de unas pocas lunas más, tal vez – ojalá – durante el tiempo de las lluvias intensas.

De momento les dejo parte del registro gráfico de nuestro último Mingako cultural.

Imagen: Almuerzo 4' Mingako Kultural
Fotografïa: Erwin Quintupill

Santiaguinos


Los primeros en llegar a Saltapura fueron Mauro Rojas, Cristian y Verónica. Nos encontramos en Nueva Imperial y me acompañaron en realizar las últimas compras para atender a los que se quedarían en nuestra casa. La situación al momento de bajar del micro me recordó al tío-abuelo Juan Quintupil, que era llevado dentro de una carretilla de vuelta a casa, cuando le entraban copas de más en el cuerpo. Por la tarde, llegarían Carla Guaquin y su compañero Sebastián y un gringo simpático, conectado por Fabián. También venían mi hermana Miriam y mi sobrina Dayan.
Imagen: Llegada 4o Mingako Kultural
Fotofrafïa: Erwin Quintupill

Carla Guaquin


“Para verme con mi wenxu, debemos pasar de una isla a otra, en barcaza; y como el conoce algo por estos lados, en mi familia me dijeron que viajara con él”. Así llegaron esa tarde, este par de enamorados que salieron el jueves 21 desde Cilwe (Chiloé). Hablamos de su tierra, de Castro, y me contó que en general, los mapuche de esa zona no muestran una firme identidad, que ella misma tuvo problemas alguna vez con el asunto. Nos habló de sus padres y hermanos, del paisaje… En fin, faltó tiempo para tanto; pero, el ritual de la conversación prolongada lo iniciamos en torno al calor de las comidas que generosamente mi hermana Flor fue preparando, asistida en todo por mi “ñiña” Loreto. Espero que no nos falte oportunidad para continuarla.

Imagen: Karla Guaquin
Fotografïa: Erwin Quintupill

Enero Kvyeh, 23



Tardamos en partir porque al momento de iniciar la actividad nos encontramos con que no disponíamos de agua en el local. ¿Quién sabe de motores? ¿Quién sabe de electricidad? ¿Quién trae herramientas que puedan ayudar? Fabián a revisar el motor. Oscar a revisar la extensión eléctrica… El tiempo transcurría, las visitas iban llegando… Me comunicaba con Cristian que había salido esa mañana de Osorno para presentar su libro. El teléfono de Eduardo, el que hiciera el registro del 2º Mingako, se encontraba fuera de cobertura.

Las soluciones rápidas son parte de las iniciativas necesarias. La señora Erika partió hacia su casa a llenar con agua cuanto recipiente encontró. El profesor José, una vez más inmensamente generoso, dispuso del traslado. La amplificación fue otra complicación que (¡plop!) resolvió mi Loreto. Fue entonces que iniciamos la presentación del video “El juicio de Pascual Pichún”. Después, un poco tarde, vino el almuerzo colectivo: una rica carbonada, complementada con ensaladas variadas. ¿Qué habrá ocurrido con Marjorie Huiaquil y sus hijas? No llegaron.

Imagen: Almuerzo. 4o Mingako Kultural. Saltapura, enero 2010.
Fotografïa: Erwin Quintupill

Hogares We Liwen (Valdivia) y Pelontuwe (Temuco)


Una delegación de mujeres jóvenes nos habló de la experiencia de estos dos emblemáticos Hogares y a través de ella un aspecto de nuestra historia algo desconocida, particularmente, en los lof adonde generalmente llega sólo el discurso oficial. ¿Qué es lo que motiva a este grupo de jóvenes, mayoritariamente venidos desde algún lof? ¿Cómo se puede explicar el comportamiento del estado chileno respecto a los Hogares de estudiantes mapuche?

La exposición de Cecilia Caniuman y Loreto Quilodran (We Liwen) y Genoveva Reuca (Pelontuwe) abordó antecedentes fundacionales, de relación con organizaciones comunitarias (lof), de movilización y manifestaciones en espacios públicos como recurso para lograr mejoramientos en sus condiciones de vida, de apoyo a la causa mapuche, de organización interna y otros aspectos.

El Hogar y Centro Cultural Weliwen, de Valdivia, lo iniciaron seis estudiantes que aunaron experiencia y tesón para poder continuar sus estudios y al mismo tiempo resolver el problema de residencia en una ciudad. Los estudiantes provenientes de algún lof, es decir, que residen en un espacio rural, ven obstaculizado su propósito de hacerse profesionales o siquiera de continuar estudios superiores en algún centro de formación técnica, principalmente porque sus familias generan bajos ingresos, porque se han formado en establecimientos de bajo rendimiento académico y de ese modo la posibilidad de acceder a algún tipo de beca diferente a la Indígena se esfuma. Las posibilidades de una beca de residencia es muy restringida por la alta demanda y los requisitos no siempre posibles de alcanzar.

Sin embargo, lo más importante para estos estudiantes que forman parte de los Hogares de Estudiantes Mapuche es que en estos espacios “nos hemos encontrado con otros estudiantes semejantes a uno mismo: todos o la mayoría provienen del campo, han estudiado en colegios rurales, han vivido en menor o mayor grado algún tipo de discriminación; en definitiva, tenemos algo en común porque nos sentimos mapuche y estando juntos nos sentimos fortalecidos”… “nos organizamos para resolver un problema común a todos los integrantes del Hogar y también común con los estudiantes que habrán de llegar”.

Otro elemento importante es que han conseguido mantener la autonomía administrativa en lo que respecta a tomar decisiones; por ejemplo, las entidades de gobierno han tratado de hacerse cargo de la selección de los postulantes, pero, la organización estudiantil no ha cedido es este derecho.

Por lo extenso del tema, me comprometo a redactar un artículo condensado de las presentaciones efectuadas en Saltapura, previa transcripción del registro de audio, y publicarlo en poco tiempo más en este mismo blog. Se dio también un intercambio de preguntas y respuestas sobre diversos asuntos que a parte del público le interesó. De ello, también publicaré un extracto.

Imagen: Presentación de Hogares We Liwen y Pelontuwe
Fotografías: Erwin Quintupill

Cuentos del olvido


Cristian Antillanca es un peñi de trato cálido que va de la ciudad en que vive a su lof de origen con la misma insistencia que suelo hacerlo desde que tengo memoria. Comparto con él la pasión por mantener el cordón umbilical intacto con el útero de la tierra que nos vio nacer/crecer. Por eso, cuando me manifestó la idea de presentar su libro de cuentos recopilados me entusiasmé enormemente. Si el libro de cuentos narrados tradicionalmente en Saltapura estuviera ya publicado, podríamos observar diferencias en los diferentes aspectos que forman el conjunto de relatos; diferencias en la versión, en las temáticas, en el grado de presencia de la oralidad europea acogida, etc. Sin embargo, tenemos en todos estos cuentos el común denominador de lo aglutinador que resultaron para las generaciones que los vivimos a diario. Fueron el motivo de incontables reuniones familiares y de comunidad. Fueron también los instrumentos, a través de los cuales, aprendimos los principios y valores fundamentales de nuestra vida futura.

Hay mucho por hacer con los cuentos. Son, para algunos de nosotros, raíz principal de quehacer poético que hemos emprendido en la juventud o en la adultez. Hay pocos hermanos y hermanas que se han atrevido con ellos como tema de investigación. Espero que el trabajo de Cristian sea ampliamente difundido y utilizado por todos aquellos que buscan un nuevo espacio para estas viejas prácticas que vienen a fortalecer el concepto de identidad mapuche.

Extracto del texto:

“Una vez soñé que me escapaba de mi trabajo por una ventana. Del otro lado había un bosque, el bosque donde mi padre madereaba. Encontraba un camino. Era el camino donde tantas veces lo vi subir y bajar nombrando los bueyes, el camino a casa. Escribir para mí ha sido eso, la ventana del sueño por la que salgo y escapo para llegar a mi tierra, a mi gente, a casa. Es también la forma que tengo de volver a la niñez de donde tomé las experiencias e imágenes que me acompañan: el sol en medio de las pampas, el viento, el oleaje dorado del pasto, los caballos corriendo, mordiéndose, relinchando, anunciando las primeras lluvias. Los truenos pasando como un ejército por el cielo, una lancha en medio del oleaje izando una bandera negra, los balidos de las ovejas en el corral pariendo en medio de la noche. Cientos de aves que se despiertan y cantan con las primeras flores.”

Así explica mi peñi Antillanca su porfía por reunir este grupo de cuentos entre los años 2000 y 2004. Al final del volumen hay una breve reseña biográfica de los informantes, complementada con relatos de vida que nos vienen a ilustrar el mundo del que provienen estos relatos en castellano y mapuzugun (versión de Víctor Cifuentes), entre los que encontramos: La comadre zorra, El sol y la luna, La vieja encantadora, Blanco Cholindo, Rompefierros y Rompecadenas de un total de 15 seleccionados para esta edición. Sugiero ponerse en contacto con el autor. Pueden escribirme y los pongo en contacto con él.


Imagen: Cristian Antillanca. 4º Mingako Kultural. Saltapura, enero 2010
Fotografía: Erwin Quintupill

Pablo Sandoval Weche


Vocalista de “Pewmayen” grupo musical de Padre Las Casas, nos visitó y acompañó durante esta 4º versión del Mingako Kultural. Conversamos sobre el kvpam de su familia. Nos contó sobre la motivación personal y del grupo con que trabaja. En fin, muy bien comprendido en la tónica de esta actividad en que la palabra es la protagonista principal.

Pewmayen ha lanzado su primer disco compacto. De las seis canciones que contiene transcribo el texto de “Weichafe Alex Lemun” que me sorprende por su similitud con la forma de narrar de los corridos de la revolución mexicana, pues el género musical de los Pewmayen es de un rock metalero, difícil para mí clasificar porque la música no es mi fuerte.

“Día siete de noviembre/ dos mil dos era el presente/ montutuy Mapu sentía/ que entre forestales se moría/ y a la lucha por sus tierras se abrazó./ Weiwain cantaba el viento/ tierra libre es el consejo/que dejaron los ancestros/ en su sangre derramada/ lo entendió el peñi Lemun/ y lo guardó… en su corazón/ envuelto en afafan/ su juventud airosa/ anhela a esta tierra liberada.

“Resguardo policial/ protegía y protege al forestal/ esa tarde de noviembre/ en sus manos armas cargadas/ de muerte de injusticia e impunidad…/Un disparo mortal/ cubrió el atardecer/ clavándose en la frente/ del peñi Lemun, Wallmapu lo sabe.

“Weichafe Alex Lemun/ tu sangre corre por mis venas/ Weichafe Alex Lemun/ te traerá la luna llena/ Weichafe Alex Lemun/ mi canto es tuyo en las estrellas/ Weichafe Alex Lemun…/ Weichafe Alex Lemun.

“En la tierra vivo está/ en poblaciones en la marcha social/ Se levanta día a día/ en tierra y autonomía/ el mapuche en su mensaje en su verdad./ Un disparo mortal/ cubrió el atardecer/ clavándose en la frente/ del peñi Alex Lemun Wallmapu lo sabe.”


Imagen: Pablo Sandoval Weche. 4º Mingako Kultural. Saltapura, enero 2010.
Fotografía: Erwin Quintupill

Fabián Marin


Marin es la castellanización de Magiñ me dijo un día mi tío Pablo Quintupill. Ahora Fabian sabe que tiene sus raíces más íntimas también entroncadas en Saltapura. Hay una vieja historia que nos explica el origen de los Curihuentro de Wilio. Fabian es el brote de una de esas ramas por parte de su madre. Así ha vuelto a Saltapura para quedarse toda esa noche y tocar el kulxug largamente en un incansable coyke que dancé junto a las llamas del fuego, a pesar de los años acumulados… y para conversar sobre la infancia, sobre la conexión sanguínea, sobre las breves y largas migraciones y mucho más. Nos amanecimos junto a los poetas Mariman y Antillanca, mientras los demás se fueron a dormir… A mí, me sigue dando vueltas la idea de escribir letras de canciones hiphoperas o de otro tipo…

“Colonos asentados por la usurpación/ bajo engaño y amenaza vino la enajenación/ No a la alienación/ Las tierras mapuche deben ser recuperadas por nuestra Nación/ Con la cruz, la Biblia y la espada/ las tierras siguen usurpadas/ Desde el engaño, vidas asesinadas/ y mujeres y niñas ultrajadas/ comunidades a vivir en reducciones destinadas/ mientras que extranjeros y colonos/ lucrándose en tierras que de las manos/ de nuestros hermanos han sido arrebatadas/ Hasta aquí llegarán sus risas y carcajadas. ¿por qué?/ Por que nuestra bandera de lucha ya está izada/ Luchamos por derechos y no porciones de tierra/ Nuestra lucha es el canto y no las armas/ que el “canto que ha sido valiente siempre será canción nueva”/ ¿Por qué todo ha de ser batallas y asperezas,/ discordia, fuego, sangre, enemistades,/ odios, rencores, sañas y bravezas, desatinos,/ furor, temeridades, rabias, iras, venganzas y fierezas,/ muertes, destrozos, risas, crueldades/ Sólo el chileno estado recurre a la represión/…” (Fragmento).
Imagen: Fabian Marin. 4º Mingako Kultural. Saltapura, enero 2010
Fotografía: Erwin Quintupill

Erwin Quintupill

… por eso, esa tarde, durante el recital, mostré el siguiente texto -que forma parte del libro “Las Distancias”[1]-, a mi peñi Fabian:

Estrella

(Con ritmo de hip hop)

La estrella que alumbra sus pasos se ubica en lo alto
escondida tras el brillo de la cruz del sur
En lo alto de la tierra que ocuparon mis antepasados
escondida tras el brillo de sus espíritus y del mío
en lo más alto del altar que han construido
sobre el brillo de nuestros cuerpos golpeados
en la base de su letra incansablemente escrita
tras la sequedad de su lengua muerta
en sus navegaciones por un mar que nunca fue tranquilo
en sus andanzas por la cordillera con cuchillos fieros
con que robaron su majestad
situando en ella estrellas metálicas con aroma de fango

La estrella que alumbra sus ojos nunca fue nuestra
la hicieron blanca a fuerza de quitarle su color
la estrella que alumbra su rostro finalmente
se hizo espíritu malo mitad negro y mitad blanco, wixanalwe
rompió el ciclo de los tiempos para instalarse

Finalmente perdió el brillo natural que todo tiene
al momento de hacerse
porque nada llega de un mundo tan distante
el mundo es uno y la cruz del sur sigue alumbrando
con el mismo brillo que nuestros abuelos la vieron.


[1] “Las Distancias”, poemario, contradiscurso a la celebración oficial del Bicentenario. “Estrella” corresponde a la sección Bandera.