El
viernes 23 escuché por radio la noticia que Nelson había dejado de existir.
Justo cuando el año se nos había marchado, justo cuando iniciábamos un nuevo
ciclo.
Lo
recuerdo muy joven, a principio de los 80. En ese entonces era parte de Admapu
y organizábamos en Concepción actividades artísticas para convocar al público a
sensibilizarse con nuestras problemáticas, con nuestra realidad. Allí
estuvieron Schwenke y Nilo, el Grupo
Abril y Eduardo Peralta en un recital de apoyo realizado en el gimnasio del
Colegio Salesianos. Era la época en que hacíamos las cosas con “las peras y el
buche”, con el esfuerzo de todos, como en un mingako. Los artistas mencionados
viajaban desde Santiago, lugar en que residían entonces, por sus propios
medios. Nosotros nos encargábamos de buscarle un sitio en donde alojaran y el
resto de la atención; sin embargo, sabedores ellos de nuestra precaria
situación, generalmente se las arreglaban para resolver todo ellos mismos.
Éramos
jóvenes y soñábamos con cambiar las cosas, no del modo en que se dio
precisamente; pero, no podemos estar descontentos de lo realizado. Éramos
muchas personas, de diferentes organizaciones los que nos apoyábamos y nos
embarcábamos en estas “quijotadas”. A las generaciones de ahora, les cuento que
los artistas mencionados estuvieron en cuanto recital o peña solidaria o acto
político de esa época, realizados sin fondo concursable alguno para
financiarlos. Se realizaban por convencimiento, por compromiso de conciencia,
por militancia antidictatorial.
Nelson
Schwenke y Marcelo Nilo se iniciaron en el canto mientras fueron estudiantes de
la Universidad Austral de Valdivia. Nelson estudiaba Antropología y Marcelo,
Música. Sus canciones me conectaban a la nostalgia por el sur (la lluvia, el
calor de los fuegos, las conversaciones largas, la tradición). De entre las más
conocidas están “El viaje”, algo muy parecido a un himno que nos reunía en las
tocatas de amigos y “compañeros” de entonces, “Mi canto”, “El pate vaca”, “El
canelo”, “Con datos de la Unicef”, entre otras.
¡Qué
decir ahora que ya no nos podremos encontrar!
Mi
gratitud por el hombro colocado en el sitio justo en un tiempo difícil como
pocos. Mi gratitud a la valentía. (Ellos se iniciaron en los últimos años de la
década del 70). Mi gratitud, por siempre.
2 comentarios:
Empecé escuchando a Schwenke y Nilo por el año 80, en cassettes grabados de programas musicales en radio Cooperativa. Allí se escuchaba a Silvio, Inti Illimani, Isabel Parra, Eduardo Peralta ("El hombre es una fleha dirigida al corazón del cielo"), Aquelarre, Schwenke y Nilo y muchos otros. El disfrute de esta música en mi tierra era clandestino, con el equipo de música a medio volumen, pero era el balsamo necesario para retomar las tareas obligatorias en la lucha antidictadura. Saludos Erwin.
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erwin
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