Enseguida, Guillermina Quintupill, que viajó desde Concepción, exclusivamente para participar en el Mingako, cantó dos canciones aprendidas de su padre. Una de ellas relata la enemistad con “Farako Melin”, de la que salió vivo gracias a su caballo “Terrible”. Cuenta también que posteriormente el animal fue robado y matado, y que Ignacio Quintupill tomó venganza robándole animales que repartió entre los integrantes de su comunidad. La otra canción fue una versión de la conocida “Fvca kuyfi ñi mvlen” que relata parcialmente la guerra larga contra los españoles. En Saltapura, todos los mayores conocen esta canción. Gracias al Mingako, la van conociendo también las nuevas generaciones.
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