Por diversos motivos no todos participan y las comunidades vecinas no se motivan a visitarnos, con la excepción de una que otra persona. Por motivos religiosos principalmente, hay familias que se restan; otros por no estar interesados en la promoción y desarrollo de nuestra cultura, por desconocimiento o como respuesta a la discriminación negativa vivida por largos años, después de finalizada la guerra con el estado chileno en el siglo XIX. La educación chilena, el sistema legal, las iglesias, el Congreso, las universidades y muchas otras instituciones y organismos del Estado o particulares han contribuido a la no valoración de nuestra cultura, abogando por la uniformidad y negando el valor de lo diverso.
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