Relato de Zoila Huilipan[1]. Saltapura, 22 de
abril de 1995.
Pojko se llama una mezcla de pichí[2]
podrido y remedios. La mezcla de remedios se hace con lvfo, fvlel y refu[3].
Se refriegan bien los remedios en una batea chica, se machacan todos y después
se refriegan con el pichí. Una vez –todo- bien refregado, se echan en una
olleta y se colocan a fuego lento. Como 10 litros de pichí y nada de agua.
Antes, para mezclar se usan unos 5 litros y los otros
restantes se entibian. Terminado de refregar los remedios se echan a la olleta
y se cuelan, para que no entre ninguna hoja.
De cada remedio se usa un puñado a dos manos.
De ahí, por ejemplo hoy en la mañana lo preparé, le
dejo todo el día calentándose a fuego lento, de manera que se mantenga tibio.
Al día siguiente se le vuelve a hacer fuego lento,
para entibiarlo y que pase la noche así.
Al otro día de nuevo se le hace fuego, se calienta y
se le echa un poquito de añil, un pedacito, y se revuelve lentamente para que
vaya diluyéndose.
Cuando ya se ha disuelto, se echa una mota de lana sin
hilar. Se calienta y se deja hasta el otro día.
Al día siguiente se calienta otra vez. Entonces, hay
que ver cómo está la lana que se echó. Cuando el pojko va bien, la lana se pone
azul enseguida, de color azul oscuro, parecido al azul marino. Eso quiere decir
que va bien, que el pojko está bien fermentado.
Luego se le agrega más pichí. ¿Un cántaro de unos 8
litros será? En total se usan como 20 litros.
Lo que se va a teñir, ya sea el takun[4]
o lana para manta[5] se echa bien mojado. Se le
hace fuego suave, para que esté calientito hasta lo que aguante la mano. No
debe hervir. Encima se tapa con una armazón de ramas de laurel, no con tapa de
olla.
Ahí se deja el takun, metido en el agua. Aloja. Al día
siguiente se le hace otro fuego y si va bien altiro se pone azul. Está tres
días metido en el pojko y hay que ir reponiendo la orina que se consume.
Todos colaborábamos para reunir esa cantidad, si era
mucho se le pedía a los vecinos que ayudaran a juntar.
Era lindo. Yo miraba todo eso, cuando la Mamita[6]
hacía el fuego en algún cuarto solitario donde nadie ande pasando, porque
cuando hacen mucho boche los niños, queda hasta ahí. Después, hagan lo que
hagan no le entra tinta a la lana. La Mamita correteaba a todos los niños y
dejaba que pasáramos sólo los grandes. En la noche cuidábamos que no se
enfriara.
Una vez se le echó a perder. No le entró la tinta.
Ataw, decía ella. "Atawvy ñi pojko", pikefuy cuando no le entraba.
"Cumgelu kay, atawvy ta tvfa". "Mamita, ¿con qué lavaste tu
lana? ¿No la lavarías con Rinso, con jabón?". "Sí - me dijo - la lavé
con Rinso". "Sácala y la lavas con agua caliente, bien
enjuagada". Yo le ayudé a lavar.
Y para eso, para cuando está celoso el pojko hay que
hacerle remedio con yvfvlkon. Yvfvlkon es una planta que hay en todas las
casas. Da una flor amarilla y en castellano se llama huevil. Esa planta bien
refregada se le echa al pojko. Ya por la tarde, se puso azul.
Tinturación con kañun (liquen "barba de palo")
Saltapura, enero del 1997
Fotografía: Erwin Quintupill
Xarimakuñ (Manta amarrada)
Fuente: http://www.sacredgeometrics.com/SacredGeometrics_Gallery_TextileIkatSanitran.php
[1] Esposa de Pablo Quintupill. Originaria de la comuna de Cholchol.
[2] Pichí: Orina.
[3] Lvfo, fvlel y refu: Todas son especies herbáceas con propiedades
medicinales.
[4] Takun: Chamal o vestido femenino.
[5] Lana para manta: En este caso no se trata de lana sin hilar o
hilada; sino del urdido, previamente realizado en el telar y amarrado, para
confeccionar lo que se llama xarimakuñ o manta amarrada.
[6] Mamita: Así le llamaban a la suegra (Angela Lienleo) de la
narradora de este relato.
1 comentario:
Erwin muchas gracias por la interesante información, pero desgraciadamente conseguir el pichí en la ciudad es más que difícil
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