lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Por qué necesitamos educación intercultural?



Daniela Millaleo Montano
Antecedentes
“Se incendiaban las rucas, se mataban y capturaban mujeres y niños
Se arreaban con los animales y se quemaban las sementeras.
Estamos ante una de las páginas más negras de la historia de Chile”
(José Bengoa, Historia del pueblo mapuche, siglo XIX - XX)

Estas no son las páginas negras que se enseñan en las escuelas sobre la historia de Chile, pero es una más, de las historias de masacre que enlutan las páginas orales de la historia mapuche. La cual se cuenta en la lengua de los pómulos pronunciados, de algún anciano moreno que relata epew[1] a la silenciosa  luz de un fogón en una comunidad mapuche. Son las heridas de la historia que cuenta que nunca fuimos los ganadores de las batallas contra occidente, y es más, son los retazos de las cicatrices de un pueblo asesinado por el progreso y la civilización.

Ningún historiador podría ni podrá describir tanto horror y dolor que los antiguos mapuche sufrieron durante el gran genocidio de la Araucanía (o como lo menciona la historia chilena, la pacificación de la Araucanía). Tampoco ningún sociólogo o antropólogo entenderá las fuerzas que nos llaman a seguir luchando, después de más de 500 años. Luchas con los españoles, con los criollos y ahora con el estado chileno. Antes mano de obra, después un estorbo a los intereses económicos de la época y actualmente la persecución continúa, mediante leyes impuestas en contra de nuestra cultura y nuestra resistencia. Resistencia que continua a pesar del paso de los siglos a perdernos como cultura y a perder la tierra que nos da fuerza para seguir la lucha día a día.

Nosotros los mapuche del siglo XXI, los nietos de aquellos abuelos que en los 60 migraron hacia Santiago, para salir del empobrecimiento que dejo años de usurpación a los territorios mapuche, y los hijos de estos mapuche que asentándose en las poblaciones de las periferias santiaguinas, fueron víctimas en conjunto con el poblador chileno de los asesinatos  y torturas de la dictadura militar a mediados de los años 70´ y durante todos los 80´. Somos nosotros los cuales cargamos cicatrices que no pueden ser curadas con pastillas de integración social.

La mayoría de nosotros, somos los primeros que tenemos estudios universitarios y nos atrevemos, aquí en la ciudad o en la diáspora como muchos de nosotros la llamamos, por no ser nuestro lugar de procedencia original y cultural, donde nos hemos establecido dentro de comunidades locales, y que a diario nos formamos identitariamente como mapuche, lidiando con el occidentalismo, con el capitalismo y otros males de las sociedades de consumo. Warriache[2] nos llaman, y con orgullo nos atrevemos a escribir de nosotros y de nuestro pueblo, de nuestras luchas, de la pobreza que existe en el sur, y que nuestro pueblo tan querido, que se niega a desaparecer, es por esto y mucho más que ahora nos expresamos a esbozar con gran anhelo que necesitamos educación intercultural.

¿Por qué necesitamos educación intercultural?

Durante mucho tiempo en el congreso se habló sobre una ley la cual consiste básicamente, en respetar las diferencias propias de cada ser humano y en penalizar a aquellos que no toleran estas diversidades. La primera vez que pensé en la posibilidad de la aprobación de esta ley que favorece a los derechos humanos, surgió la siguiente pregunta: ¿Por qué las autoridades de este país se cuestionan el penalizar hechos de violencia en contra de las diversidades existentes? La respuesta de inmediato surgió en mi mente. Todos somos diferentes, algunos diversas orientaciones sexuales, otros con diferentes apariencias, religión, política, etc. Y así una infinidad de manifestaciones culturales diferentes unas a otras.  El aceptar que existen diversidades, debiese ser  visto cómo algo positivo a las relaciones sociales de cada pueblo al enriquecer los acercamientos culturales entre sí.  Sin embargo a esta sociedad claramente le molesta las diferencias, al borde de llegar a matar gente que piensa diferente o es diferente.

Hace unos pocos meses repudiamos el accionar de un grupo de neo nazi, que torturaron salvajemente y asesinaron a un joven homosexual. El llamado caso Daniel Zamudio  fue el culmine de la ley anti discriminación que sacó a la mesa  los diálogos éticos sobre la tolerancia y respeto hacia las diversidades. Dialogo que otros países ya tuvieron hace muchos años atrás, dando un paso a la tolerancia de las diferencias individuales, dejando a todos los individuos en igualdad de acción sin ser discriminado ni cuestionados por este accionar.

El problema del otro:

El problema de la “otredad”[3] lo menciona claramente Claudia Zapata cuando se refiere a la concepción de Said sobre este término: “El llamado de Said es a entender la otredad no en relación con las culturas no occidentales sino como un producto de Occidente mismo: “…ver a los Otros no como algo dado ontológicamente, sino como históricamente constituidos” (Said, 1996c:58). El “otro”, sigue siendo para este país un gran problema  y su expresión más negativa que derivan a las enfermedades, propias de la actualidad tal cómo la homofobia y la xenofobia.

En el caso mapuche la “otredad”, aun imperante en las sociedades con presencia indígena, sigue involucrando a la disminución cultural de aquellos pueblos preexistentes a las colonias españolas. Y es ésta problemática que de cierto modo trata de abordar la nueva ley anti discriminación, sin embargo y como ha pasado durante hace mas de 500 años, seguimos siendo los “indios de América” invisibilizados de todas las discusiones sobre las mejoras de las condiciones culturales, económicas y sociales.

Aun el mal gobierno emplea mecanismo homogeneizadores dentro de una sociedad en el cual nuestra cosmovisión no tiene cabida, donde nuestra lengua es una forma primitiva de hablar y se nos impone otra como la adecuada. Se nos obliga a olvidar nuestra educación y se nos impone otra, con su propia historia, héroes y quehaceres. Mediante y especialmente es esta última, la forma más poderosa de genocidio cultural, la educación oficial chilena.

Historia y contextualización:

 “esta es la historia acerca de la intolerancia, acerca de una sociedad que no soporta la existencia de gente diferente. De un país español, criollo, europeo, cristiano occidental, que se dice civilizado y trata de acabar con los bárbaros, los salvajes, los hombres que deambulaba libremente por las pampas y cordilleras del sur del continente. Ellos se defendieron del salvajismo civilizado; hicieron lo que pudieron, vivieron como mejor supieron, pelearon hasta el cansancio, y terminaron por morir y ser vencidos por el progreso” (Bengoa, 1985: 5).

 A todos nos enseñan en las escuelas las intenciones que tenían los españoles al desembarcar a las tierras Americanas. Nos hablan del progreso de occidente, de barbarie y civilización, de intereses económicos y los más radicales nos hablan de la espada y la cruz. Cómo los españoles sometieron a las civilizaciones de América, imponiendo una cultura diferente y homogenizando a los pensares elevados de aquellas culturas. Que éramos primitivos y salvajes y necesitábamos educación para ser más que solo “indios”.

Es esta historia, la cual se está enseñando por estos días,  se presenta desde la emancipación de estos estados criollos y su formación como estados nacionales y nos preguntamos  ¿Qué es lo que ocurrió con  indígenas que resistieron a los ataques del colonizador y posteriormente a los que pretendían conformar estados nacionales? Lo mismo que ocurrió con los españoles invasores, pasó con criollos  chilenos que siguieron el exterminio con el eufemismo de la “pacificación de la Araucanía”[4], la cual, fue una escusa perfecta para llevar los ideales progresistas de los intelectuales europeos de la época de la ilustración y de las ideologías liberales de occidente a la barbarie local de este frio sur del mundo, a costo del genocidio de una infinidad de vidas de culturas en resistencia[5], no tan solo en el caso mapuche, sino con una infinidad de pueblos en toda la Latinoamérica colonizada.  

Si antes eran los españoles ahora son los chilenos, que tratarían de terminar con la barbarie, mediante diversas formas; una fue la muerte de aquellos que iban encontrar a la expansión de territorio y por otro lado, fue la educación mediada por la iglesia, que asumía su tarea civilizatoria imponiendo otra religión para mitigar las otras creencias “primitivas” de estos pueblos. Es decir nos homogenizaron para absorber nuestras creencias, transformándonos en todos iguales y transformarnos en chilenos.

“con el advertimiento de la República los mapuche dejaron de ser vistos como un pueblo o nación y comienzan a ser tratados como chilenos (o si se quiere ciudadanos, aunque con una ciudadanía limitada)” (Foerster; 2)

¿En la actualidad será la educación una forma actual de pacificación de la Araucanía?

Siguiendo con la historia. Estos criollos que  se formaron en Europa y tomaron ideologías occidentales, las cuales implementaron en las escuelas para lograr y así, continuar con la idea de progreso que tanto motivó al invasor europeo y en donde la identidad propia de los pueblos indígenas no tenía cabida en estas nuevas naciones, que se establecían como un nuevo espejo de occidente.  En consecuencia los pueblos precolombinos en resistencia son masacrados y homogenizados dentro de estas aulas del saber europeo y con esto opacar las propias culturas maternas indígenas .Así como lo hicieron los españoles construyendo iglesias sobre los sitios ceremoniales en América. “esta época se caracterizó por la dominación, el sometimiento y la opresión, propio de la situación de la colonialidad con la consiguiente patriarcalizacíon de las instituciones sociales, culturales y otras que derivaron en las prácticas denigrantes de racismo y discriminación entre otras” (Quenta.2010.1).

Siguiendo estos parámetros, en la actualidad es la educación la que sigue repitiendo estas formas y sigue moldeando al niño dentro de un determinado tipo de paradigma, el cual es muy diferente al paradigma indígena. En el caso local, la educación chilena es representada de la siguiente forma por Sergio Curihuentro, citando a Ricardo Hevia:

“En el desarrollo de los temas éticos no se considera explícitamente el ejercicio del pluralismo en relación a los pueblos originarios, como tampoco se alude a los derechos colectivos de estos pueblos al plantear el tema de los derechos humanos. Al abordar el desarrollo de la autoestima, los OFT se refieren a ella en términos individuales y no en cuanto a pertenecer o no a una etnia en particular” (Hevia en CNCA, 2005:104)

Queda demostrado, entonces, que a pesar de que en la actualidad la educación chilena se plantea como diversa y multicultural en la teoría, en la práctica no es así, puesto que se resume en traducir el himno nacional al mapudungun que necesariamente no es respetar la multiculturalidad, “la cual nos habla de la coexistencia o la convivencia entre culturas diferentes, o entre sujetos que pertenecen a diversas culturas”. (Schmelkes, 2011, pp.26) y es más, reproduce la acción homogeneizadora de las escuelas nacionalistas.

Entre otras la problemáticas de la escuela en el caso de la interculturalidad, la cualestudia las relaciones entre los miembros de las diferentes culturas.” (ibid)  es una problemática de estado que deriva al comportamiento social, ya que el omitir las creencias de cada pueblo, el imponer una idea entre otras, es un acto de discriminación, de violencia en derecho humano. Es un tema (aunque silencioso), una forma de genocidio cultural a estos pueblos aun preexistente y en resistencia.

Del multiculturalismo estatal al interculturalismo indígena

El problema del estado es el  siguiente:

“El reconocimiento de la multiculturalidad como característica definitoria de una nación conlleva importantes consecuencias para el gobierno y la sociedad en general, y para la educación en particular. Es el sistema educativo el que está llamando a asegurar la permanencia de esta característica multicultural de nuestros países, trabajando para fortalecer las lenguas y las culturas que definen dicha diversidad. (Schmelkes.2008:24)”

Pero esta diversidad está lejos de la diversidad de los pueblos indígenas. En estos días la multiculturalidad se resume en hablar de los pueblos originarios como folkloreo simplemente enseñar en los ramos de historia los mapuche o aymara como pueblos extintos de una historia primitiva de Chile.

Pero es otra cosa a lo que apelamos como pueblos indígenas. Es hacer una educación intercultural como un dialogo reciproco entre diferentes paradigmas.

La misma autora anteriormente citada hace la siguiente salvedad sobre la concepción de interculturalismo:

El interculturalismo (soriano, 2004) rechaza el racismo y la discriminación. Plantea la diversidad como una riqueza. Establece el respeto al otro como necesario para la identidad personal y grupal. Reconoce el valor de cada persona por el hecho de ser persona y de cada cultura por el hecho de ser cultura. Parte del derecho de cada persona y de cada cultura de de ser lo que es y de crecer desde ahí. (Schmelkes.2008:27).

Interculturalidad como derecho humano

¿Por qué no podemos exigir, nosotros, los pueblos indígenas, que dentro de la educación tradicional  se enseñe nuestra lengua materna en vez de que se  nos siga exigiendo hablar lenguas extranjeras en el marco de un mundo globalizado que educa sujetos en post de aprender para el funcionamiento de procesos económicos capitalistas?, ¿Debemos seguir permitiendo que se nos imponga una historia, una lengua o una religión que no es la propia a la cultura?, ¿Debemos seguir permitiendo al estado que nos imponga una educación que va en contra de nuestros derechos humanos, teniendo en cuenta que todo ser humano tiene derecho tener su propia cultura?

Son estos los cuestionamientos que surgen desde lo más profundo de los corazones de quienes nos sentimos parte de un pueblo originario americano. Donde muchos niños, en lo particular mapuche, aun nacen hablando la lengua materna  (mapudungun) y creciendo a la orilla de un fogón, donde posteriormente son arrancados de la educación tradicional obligados por el mal gobierno y llevados a los centros educacionales normalistas, donde se les impone otro paradigma. El choque interno de un niño al encontrarse con otra cultura sobre pasa toda investigación científica sobre educación o aprendizaje. Por una parte se les obliga a aprender bajo cánones occidentales, donde el sujeto indígena esta invisibilizado totalmente.

Esta educación estatal te impone otro lenguaje, otra historia, un desconocimiento de los apellidos propios, una forma de ver al mundo y es imperante la concepción del método científico para la explicación de los procesos de la naturaleza, donde la experiencia del sujeto indígena no es válida. Por ejemplo; se explican procesos mediantes teorías sobre las dinámicas y trasformaciones del clima, mientras al indio solo le basta sentarse en el campo o a la orilla de un rio a escuchar el lenguaje del viento, para poder entender el ciclo de las cosecha, si lloverá mañana o si viene un temblor de la tierra. Claramente nuestros procesos de entendimiento no se manifiestan dentro de un libro de ciencias naturales.

Pero así vivimos, entre dos ríos dicen los que hablan kechua, lamentablemente en un “yawar mayu” en un rio donde corre sangre[6]. Se nos enseñan que lo viejo se debe eliminar cuando nuestro culto es hacia los ancestros, se respeta a los muertos que se vuelven estrellas y a los ancianos. Se nos enseñan a ser individualistas y ¿qué pasa con nuestras comunidades a ayllus o lof? Nos enseñan a ver a la tierra como medio económico donde podemos explotar recursos naturales a diestra y siniestra. Cuando nosotros vemos a la tierra como nuestra madre.

¿Bastarían más ejemplos para poder explicar que la educación actual forma parte de la principal forma de genocidio cultural? La educación actual, sobre-pasa y va en contra de todo derecho humano a los pueblos indígenas actuales.

Necesitamos educación intercultural, en la actualidad es importante escuchar la voz de aquellos que han callado durante décadas, además porque necesitamos reconocernos como tales y no podemos seguir permitiendo que en la escuela los niños se burlen de un niño con apellido indígena.

La necesidad de la educación intercultural para las diversidades culturales traería todo un cambio en el paradigma de la sociedad en su forma de pensar. Creemos, cómo indígena que disminuirían considerablemente los rasgos racistas y xenofóbicos de esta sociedad. Porque la educación intercultural enseñaría lo negativo del racismo hacia nuestras culturas mediante el conocimiento de la cosmovisión y el porqué el mapuche se resiste a perder su tierra ancestral.

Porque se entendería nuestro lenguaje, nuestras creencias, nuestras historias, nuestras enseñanzas y la forma de entender el mundo. Porque la educación intercultural es un derecho humano que exigimos como pueblo, porque con una educación intercultural seguiríamos vivos como pueblo en resistencia, y sin ella seguimos reproduciendo el genocidio de los pueblos originarios y con eso, nuestra vía hacia la extinción.


Fuentes
·         Antileo, Enrique. 2011. Diáspora mapuche y multiculturalismo en Santiago. En: Revista Kutral, n°2. Escuela de Sociología, Universidad de Viña del Mar.
·         Claudia Zapata Silva. Edward Said y la otredad cultural. 14.01.2008. Aprobado: 29.07.2008.
·         CNCA (2005). Diversidad Cultural: el valor de la diferencia, Lom Ediciones, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Santiago.
·         José Bengoa, historia del pueblo mapuche (siglo XIX- XX) ediciones sur colección estudios históricos, agosto 1985, Santiago, Chile.
·         Rolf Foerster G. sociedad mapuche y sociedad chilena la deuda histórica. Proyecto Fondecyt Nº 1000024.
·         Santiago Quenta .representante de Viceministerio de Descolonización. La Paz – Bolivia. La descolonización: un camino hacia un estado plurinacional. Seminario Taller “ Estrategias para una educación superior descolonizadora intra e intercultural”. Cochabamba, 18 y 19 de noviembre 2010. Mónica Navarro (Editora)
·         Sylvia Schmelkes. Multiculturalismo, educación intercultural y universidades. Universidad iberoamericana. 2008, México.




[1] Epew:  Cuentos históricos sobre el pueblo mapuche
[2] Warriache : gente de ciudad
[3] A esto habría que agregar que todas las culturas son etnocéntricas y construyen sus otros, por lo tanto, no es una innovación de Occidente.
 El factor determinante es, entonces, el prestigio
y la fuerza política de Occidente luego de los procesos coloniales. (Zapata. 2008:10. Pie de página). La otredad o el otro se manifiestan bajos los cánones occidentales en la actual sociedad.
[4] En Argentina paralelamente se desarrollaba el peor exterminio de su historia, la campaña del desierto a mando del genocida general Roca es quizás una de las mayores matanzas en contra del pueblo mapuche en el lado del Puelmapu (lado argentino del territorio mapuche).
[5] En este caso prefiero llamar “culturas en resistencia” a lo que el formalismo estatal e intelectual occidental llama como, indígenas, indios, culturas originarias etc. A nosotros que tenemos el derecho de autodefinirnos. Aunque es  preferible llamarnos como siempre nos hemos denominado como pueblos ya sea mapuche, aymara, selknan etc. Sin embargo tomo esta denominación para hegemonizar de cierto modo a estos pueblos en su totalidad.
[6] Traducción al quechua.

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