lunes, 17 de agosto de 2020

LA OLIGARQUÍA Y NOSOTROS FRENTE A LA CRISIS

 


Por Erwin Quintupill

Observación previa: Este texto fue escrito para compartirlo especialmente a mis parientes y vecinos que están interconectados por medio de redes sociales. Agradeceré comentarios críticos que me permitan mejorar el uso de la palabra.

 

Debemos entender la oligarquía como los grupos humanos que poseen los bienes de producción (empresarios de todo tipo[1]), tales como: forestales, mineras, vitivinícolas, lecheras, salmoníferas, agrícolas, inmobiliarias, eléctricas, de agua, de transporte[2] y más). Ellos mismos son quienes han manejado y manejan las reglas con que la ciudadanía toda ha de vivir. Por eso hay que tenerlos en consideración cuando enfrentamos una crisis como la del covid19 o cualquier otra, porque en esos casos, ellos (la oligarquía) estarán atentos con relación a cómo enfrentarla desde su particular punto de vista, es decir, desde las ganancias que le entregan sus empresas.

Es sabido que el actual gobierno ha generado las condiciones para que las empresas se acojan a una tabla de salvación para proteger sus intereses. Sin embargo, como otra consecuencia muchos trabajadores y trabajadoras han perdido su trabajo, quedando en desamparo ellos/as y sus familias.

Lamentablemente, frente a cualquier tipo de crisis, el Estado – en general – se pone del lado de la clase empresarial. Y no es de extrañar, ya que nos hemos enterado en los últimos años que el empresariado financia las campañas electorales de los candidatos/as por los que la ciudadanía vota. Antes lo suponíamos; era lo que se llama “un secreto a voces”. Pero, también debemos considerar que la clase empresarial educa a sus hijos/as para que se hagan cargo de administrar el país, ingresando a cualquiera de los tres poderes del estado (ejecutivo, legislativo y judicial) o a otros espacios de poder, como las Fuerzas Armadas y la Iglesia católica (curas influyentes y protectores del sistema).

¿La salud? El Estado ha ordenado realizar cuarentenas, aunque tarde dicen las autoridades locales, y también han implementado barreras sanitarias en las localidades en que han surgido importantes focos de contagio.

Pero, al mismo tiempo, nos hemos informado que:

- Los ventiladores, necesarios para mantener con vida a los enfermos graves de covid19, no estaban comprometidos con China en la cantidad que el ministro de salud informó. Dijo que llegarían mil de ellos en poco tiempo. Sin embargo, el embajador chino en Chile dijo desconocer tal acuerdo… Finalmente, se informó que eran mucho menos, ni siquiera la mitad de lo anunciado. El problema es que este hecho genera desconfianza de la ciudadanía hacia la autoridad… una vez más.

- Los túneles sanitarios son útiles en superficies inanimadas, no en personas u otros seres vivientes. Científicamente, no está recomendado su uso. Su instalación no está normada, ni su uso. Por ejemplo, no se sabe qué cantidad de cada sustancia ha de tener la mezcla, ni qué cantidad es recomendable aplicar y cuánto tiempo dura su efecto, entre otras. Los líquidos que utilizan son un tipo de amonio, hipoclorito de sodio (comúnmente conocido como cloro) o algún tipo de jabón. En algunas personas puede provocar irritaciones, y en otras empeoramiento de los problemas respiratorios.

- Se insistió en el pronto retorno a clases de los miles de niños y niñas, partiendo por las escuelas rurales, lo que da a entender el ¿desconocimiento? que tienen respecto a las condiciones en que se realizan y aún sabiendo que ellos/as se transformarían en vectores del virus, es decir en vehículos que lo llevaría hasta sus hogares y a todos los sitios que frecuentan. Uno se pregunta ¿cuál era la idea? ¿Acaso se quiso terminar con gran parte de la población de adultos mayores, por considerar que su mantención pone en riesgo el crecimiento económico? (Los viejos empezamos a guardarnos y hemos demostrado ser más disciplinados para cumplir con las recomendaciones de cuidado).

Muchos de los profesores y profesoras viajan desde la ciudad a trabajar en las escuelas rurales, como también muchos de los estudiantes. Ellos son posibles vectores por medio del cual el virus puede ingresar a la población rural que – mayoritariamente – ha estado libre de contagio. Nuestros peñi y lamgen pewence de Lonquimay y Alto Bío Bío estuvieron contagiados. El virus se llevó un par de ellos; pero, sabemos que con posterioridad no ha habido nuevos casos. Me atrevo a  pensar que en el resto de los territorios mapuche ocurre algo semejante… y no todos son viejos o viejas. Lo que pasa es que estamos demostrando mayor disciplina.

Parece que al gobierno y – en general – a la oligarquía que representa les gusta su normalidad. Pero, hay que considerar que lo que hemos considerado como normal ya no volverá a serlo. Cuando la crisis haya pasado, estaremos en la tarea de construir una nueva normalidad y hablo en primera persona (nosotros) porque no se trata de dejar que la clase gobernante lo haga (a su pinta).

El problema de fondo es de qué modo le hallamos el lado positivo a la crisis, porque “no hay mal que por bien no venga”, dice el refrán. Esto quiere decir que por muy mala que se nos dé la situación, debiéramos buscar la forma de volver a construirnos de modo que quedemos mejor parados, de entender que en medio de esta crisis está la oportunidad para nosotros, empezando por comprender en dónde nos aprieta el zapato y por qué.

Es necesario tomar conciencia del daño que se nos genera al aplicar políticas de emergencia que favorecen al empresariado y que  nos dejan peor, no sólo porque los muertos que el virus va dejando son de los nuestros sino también porque el costo para la reconstrucción se paga con nuestro esfuerzo. Considérelo al momento de votar, cuando sea convocado. Fortalezca su organización. Ese es un espacio en que estos asuntos debieran ser tratados.

 

Cuídese.

El virus posee mecanismos para llegar a usted, si no toma precauciones.

Entre otras cosas:

- use la mascarilla de modo correcto, cubriendo sus vías respiratorias (la nariz).

- comparta información comprobada, no ayude a generar alarma;

- sea solidario con los más adultos y con quienes no disponen de un medio de locomoción para realizar compras y trámites;

- converse en familia; cuide a sus niños/as y hágase responsable de sus aprendizajes, es decir, ayúdeles a estudiar.

- procure mantener sus actividades normales, si le es posible.

- si posee conocimientos de medicina mapuche (o de otro tipo) que ayuden a fortalecer su sistema de defensa, póngalos en práctica y busque la forma de compartirlos.

- busque la forma de organizarse comunitariamente para el futuro incierto que se nos viene (sin omitir todo lo que no es humano).

- haga gijatu, fortalece el espíritu y el organismo.

 

Un abrazo virtual para todos/as.



[1] No considerar a los denominados microempresarios como los dueños de pequeños negocios o emprendimientos menores.

[2] No incluir a los pequeños transportistas como los independientes.

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