(Ricardo Candia Cares)
Con sobrado derecho el pueblo debe sentir el temor que
genera la derecha.
Cuando Sebastián Piñera sea ungido por segunda y vergonzosa
vez por la primera mujer presidenta, luego de su segundo, innecesario y lamentable
periodo presidencial, se oficializará una mala noticia para la gente abusada.
Para los trabajadores y el pueblo en general, la derecha
desde siempre es un riesgo que es mejor evitar. Los poderosos son enemigos de
todo lo que huela a pobre y esa verdad, curiosamente, se tiende al olvidar con
el paso del tiempo. O tiende a ser relativizada por algunos que apuestan a la
amistad cívica que lo resuelve todo. Y por sobre todo, se tiende a olvidar al
pobre.
Pero la derecha siempre ha sido un peligro.
Y va a respetar la ley solo y siempre que no llegue el
momento en que sus intereses sean amenazados. En ese caso, hará saber su odio a
cuanto huela a democracia, a ley, a Estado de derecho. Del mismo modo hará
saber su concepto de libertad, utilizado según sea si coincide o no con sus
creencias y convicciones. Todo el resto es digno de su persecución despiadada.
En la historia de Chile esas volteretas que ha dejado al
descubierto la real cara antidemocrática de la derecha, han costado decenas de
miles de muertos. Y un sufrimiento que no se puede llevar a escalas numéricas.
Y en la historia de América Latina, el concepto de democracia de la derecha ha
dejado un saldo de centenares de desaparecidos y asesinados, torturados y
desplazados.
Para ser honestos, en nuestro país hace más de un cuarto de
siglo que vivimos en peligro por mucho que la cosa se vea aderezada por rasgos
democráticos. En este lapso ha dominado una trenza entre la derecha más abyecta
y la coalición que se hizo cargo de transitar desde la dictadura uniformada, a
la cosa extraña que es esta forma de democracia, la que en el tiro que mata, el
palo que tortura y la economía que atrapa, no dice mucho de la diferencia.
Jamás ha estado claro el límite entre lo que dejó la
dictadura y lo que administró con mano precisa la Concertación/Nueva Mayoría.
Ha sido una frontera movediza. Cierto que no hay cárceles clandestinas, ni
vuelos de la muerte, ni Opalas polarizados que causan terror. Pero la
aplicación de los programas de gobierno Concertación/Nueva Mayoría, ¿ha sido
suficiente para un pueblo que pagó el mayor costo durante la dictadura?
Se intenta buscar un legado para identificar a Michelle
Bachelet. Se habla, ella misma lo hace, de un país más justo, más humano y con
mayores derechos para la gente. ¿Habrá que agradecer las migajas que han
repartido? ¿Habrá que agradecer el sueldo mínimo que mantiene a los
trabajadores viviendo en la pobreza luego de trabajar 45 horas diarias? (sic)
¿O debería hacerse patente el contento de los viejos que jubilan con pensiones
de vergüenza? ¿Habría que celebrar un sistema escolar quizás el peor del mundo?
¿O un sistema de salud que enferma? ¿Tendrían que estar felices los deudores
del CAE? ¿Ha habido la intención siquiera de justicia real, reivindicación y
reparación para las víctimas de la dictadura?
Los resultados de las elecciones pasadas demuestran que la
derecha tuvo la sabiduría de dejar que otros hicieran por ella lo que era
necesario para sostener el legado de la dictadura sin que pareciera así. Esa
obra de arte de la política hizo lo suyo y llegó a su fin.
Ha quedado claro que una cosa es el gobierno y otra muy
diferente es el poder.
El pueblo castigado no puede
sino esperar un proceso de reapriete que apuntará a castigar aún más,
restringir, prohibir y por sobre todo reprimir. El propósito estratégico de
esta avalancha ultraderechista será cortar las alas a los movimientos sociales
utilizando todas las formas de lucha, en especial su arma favorita: las leyes.
La derecha jamás pierde el norte. Siempre ha sido capaz de
poner sobre la mesa sus intereses, relegando a un segundo plano las diferencias
que puedan tener entre ellos. Y por sobre todo, sabe quién es el enemigo. Y
será por costumbre cultural, o por algún gen, el caso es que siempre sabe que
esos que reclaman y exigen y patalean, son el enemigo y que se ven muy nítidos
más allá de la mira.
Punto Final
N° 893. Enero de 2018.
No hay comentarios:
Publicar un comentario