Se
realizó el 20 de febrero; pero, se hace necesario escribir e informar sobre
ello, sobre todo a los ausentes de Saltapura.
Todo
comenzó en una conversación informal, durante un almuerzo, allá por fines de
enero, después de haber esquilado las ovejas de la tía Zoila. Yo no estuve
allí; pero, me contaron… Unos días después me invitaron a una reunión en que se
estaba organizando la actividad. Se la tomaron en serio y se mostraban
entusiasmados. Me contaron que personas de Nohualhue, Hueychahue y Quilaco se
habían enterado y se mostraban interesadas en participar. Pero, ¿de qué se
trataba? De mostrar lo que se produce entre nosotros. Hasta un nombre le habían
encontrado: “Faw che ñi kvzaw” (El trabajo de la gente de aquí). “No importa
que vendamos poco o hasta que no vendamos. Sólo queremos darnos a conocer”,
escuché como comentario principal. Se proponía de todo: artesanías, verduras,
frutas, comidas, mermeladas, bebidas artesanales, etc. La idea es que no
hubiera productos de fábrica, ni comidas típicamente chilenas. “Queremos que se
destaque lo mapuche”. “Las empanadas se venden; pero, no las queremos en esta
muestra”.
Se
escribieron cartas a la Municipalidad, a medios de comunicación con el
propósito de encontrar apoyo en infraestructura y publicidad. Y se logró.
Circunstancialmente, el municipio local se encontraba preparando un mes de
celebración del aniversario de la ciudad de Nueva Imperial. Y tranzaron. Se
aceptó ser incluidos en el programa a cambio de stand, sillas, carpas, escenario,
publicidad y amplificación.
En esa
reunión – a la que asistí – se propuso que hubiera un show con personas de acá.
Se nombró a algunas personas que cantan y se armó una propuesta. Acepté que me
incluyeran. “Leeré algunos poemas y… está bien, también cantaré un par de
rancheras”.
Fernando
Raguileo, el presidente de la Asociación Xafazkintun se llevó gran parte del
peso de las gestiones.
Desde
la municipalidad entregaron un lienzo, el que fue puesto en el camino
principal, ese que lleva hacia Teodoro Schmidt, allí en el paradero de micro.
Pero, las letras eran pequeñas. Lo único que los conductores de vehículo
podrían leer era “Muestra Cultural”. Así que, por el otro lado, se pintó lo
mismo, más la fecha, el día y la hora. Con materiales propios se confeccionaron
otros carteles de grandes dimensiones y fueron puestos en el mismo lugar, para
que viajantes de cualquier dirección pudieran leerlos sin dificultad, indicando
que todo ocurriría a sólo 100 metros de allí. Loreto confeccionó banderines
para marcar el camino a la sede de Xafazkintun (el lugar en que se desarrolló
esta 1ª Muestra). Se repartieron carteles por los caminos y en las dos micros
que circulan por el lugar. Se gestionó un perifoneo por las comunidades vecinas
en la víspera. Mi hermana Miriam creo que fue la responsable, recurriendo a un
senador. Hubo quienes trajeron herramientas para cortar el pasto, y hubo un día
en que estuvimos rozando y hermoseando algunos árboles existentes en el predio.
Se hizo aseo general.
El día
19 llegaron parte de la infraestructura facilitada por el municipio. Lo demás
fue traído a la mañana siguiente. A eso de las 10 de la mañana del 20 de
febrero, había en el lugar un pequeño grupo de expositores esperando el momento
de comenzar a armar su stand. Yo, llevé mis asuntos en una carretilla, pues
vivimos cerca. Como a las 11 horas estaba todo listo, incluido un espacio en
que se atendería a los más pequeños que pintaron y jugaron.
Se
tramitó la posibilidad de un presentador que no funcionó y me habían solicitado
como segunda opción. Así que tuve que hacerme la idea y comencé a organizar el
programa con la ayuda del incansable Fernando. Algunas mujeres comenzaban a
cocinar. Loreto andaba en eso de redactar e imprimir una hoja en que figuraba
el nombre del expositor/a, lo que mostraba y su lugar de procedencia. ¡Empezó a
llegar público! Me quedé sorprendido. Pensé, por un momento que esa gente se
iría luego y no volverían; pero, no fue así. Después de recorrer los stands, se
sentaron en las mesas, bajo el inmenso toldo y se pusieron a conversar. La
cerveza artesanal comenzó a ser solicitada. También las sopaipillas y otros
asuntos. Entonces, subí al escenario y comencé por saludar, dar una breve
explicación, agradecer la asistencia, comentar que habría almuerzos para que
compraran y les avisé que tendrían música en vivo.
Como a
la una de la tarde, anuncié al líder de la comisión organizadora. Fernando fue
breve en su saludo y en explicar los objetivos y el programa. Luego se vino el
primer número musical. La prima Nora Quintupill le pidió a Guillermo que le
acompañara con la guitarra. Ensayaron un poco y dijeron ¡listo!. Ella cantó una
canción de Los Vásquez y enseguida una versión en mapuzugun de una canción
popular, traducida por ella misma. ¡Tremenda sorpresa! Nora posee una voz
cálida, joven aún, realiza unas inflexiones que parece que hubiera estudiado
algo de canto; pero, no, no es así. Gustó mucho.
La idea
original era que hubiera un par de canciones a esa hora y que el show se haría
allá por las seis de la tarde, para con ello cerrar. Pero, las cosas se fueron
dando de otro modo, porque un rato más tarde – habiendo harto público dando
vueltas por el espacio – la sobrina Rayen que había estado ensayando un poco
con Juan Llanquileo, para que le acompañara en guitarra, se subió al escenario
y cantó canciones de Manuel García. Aunque nos conocemos todos, no dejaba de
sorprenderme, porque Juan en otro tiempo solía tocar el acordeón junto a su
hermano Roberto y cantaban música mexicana. Desde hace unos años, me contaron sólo
cantaba en la iglesia a la que asiste, y en casa también; pero, no en fiestas.
Un
furgón, puesto por el municipio hizo el recorrido desde Nueva Imperial hasta
Saltapura. Y en él llegaron varias personas, para quedarse, pues se regresó a
eso de las siete de la tarde. Hasta de Temuco llegaron un par de amistades.
La
cuestión no paró. Cada cierto tiempo, leía – por parlante – los nombres de los
expositores, sus productos y de dónde son.
(EN UNA PRÓXIMA ENTREGA DARÉ A CONOCER EL NOMBRE DE TODOS LOS EXPOSITORES Y EL DETALLE DE LO QUE MOSTRARON)
Fue el
momento, también en que debí anunciar al alcalde. Hizo un breve saludo, sin
exponer ningún otro asunto. Después le vi conversando con varios, visitando los
stands hasta que… dicen que se fue. Entre tanta gente, el momento pasó desapercibido.
Se
organizó una muestra breve y sencilla de coyke purun (danza del avestruz) con
jóvenes y niños, y otra de palin. Hasta que me llegó el momento. Así lo
anuncié. No soy cantante; pero, esta muestra la levantamos entre todos y
hacemos lo que podemos con el entusiasmo que se nos ha contagiado. No soy parte
de la Comisión organizadora, sino un colaborador más. Feliz de lo que está
ocurriendo, porque hace diez años inicié la realización de un mingako cultural,
para provocar alguna acción, y ahora la estoy viendo. Canté un par de rancheras
y una canción que aprendí de mamá, o sea, kiñe vl (una canción mapuche).
Improvisé, porque ni guitarra andaba trayendo, así que me conseguí una, y por
señas Guillermo me ayudó con la letra de una canción que tendía a olvidárseme.
Salió todo bien.
La
gente almorzó. Hubo asado de cerdo, cazuela de pollo de campo, chicharrones con
papas, ensaladas, pan de horno, tortillas y sopaipillas. Se acabó todo, me
contaron. A ratos, tomábamos mate o alguna otra bebida y… mucha conversación.
Fue el
momento de los Llanquileo. Roberto me dijo que se llaman “Los rivales de
Nohualhue”; pero, se me olvidaba. Cantaron algo del repertorio de Los Rancheros
del Sur, algunas cumbias viejas y otras canciones. La cosa se puso buena y
sugerí al público que bailaran. Les conté que mi mamá nos hacía bailar de la
nada, en otros tiempos, allá en nuestra casa. ¡Cómo se van a perder esta música
tan bonita!... No pasó nada, así que le pedí a mi hermana que bailáramos a un
costado. Eso fue el detonante. Luego aparecieron tres parejas… y otras, y
otras… “Los rivales…” no se hicieron de rogar y siguieron dándole a su
repertorio de torneos de fútbol de otro tiempo… ¡Era una fiesta!
…
Como en algún momento se levantó viento,
había varios vasos de plástico y otras porquerías en el suelo. Por eso, me
dirigí al respetable, para explicarle la situación y solicitarle que
colaboraran en dejar limpio. Al momento de despedirnos, la gente se fue rápido.
Hubo despedidas, rostros alegres y satisfechos… El personal de la municipalidad
llegó para desarmar y lo hizo con la ayuda de algunos locales… Lo bueno fue que
al mirar el sitio en que estaba todo, no había basura por ningún lado. ¡Todo
funcionó, demasiado bien!
…
En la reunión de evaluación, realizada unos
días después, hubo sólo palabras de satisfacción y el manifiesto deseo de que
se repita en el próximo verano. Se destacó que se dio un ambiente familiar, de
encuentro, de conversación, la música y el hecho de que todo lo mostrado fuera
hecho por nosotros mismos y de que se gestionó en tan solo un mes. También se
contó que de entre el público hubo muchos que quedaron bien impresionados por
el lugar, lo encontraron bonito, acogedor. ¡Ah! La mayoría dijo que vendió
suficiente y más de lo esperado.
Ahora a
esperar el próximo verano, en febrero, porque la Muestra llegó para quedarse.
Quedan todos invitados…
1 comentario:
Qué lindo tu relato, querido Erwin y más linda aún la historia que nos cuentas, muchas gracias y felicitaciones a todas y todos... espero algún dia llegar a Saltapura, abrazoss, carmen
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