Había estado recolectando el material, quitándolo de los troncos, de las estacas y del follaje de algunos árboles.
Usé una olla de fierro. En ella coloqué el hilado, enseguida el kañun, el agua y un puñado generoso de sal de cocina (como mordiente, para que fije el color). El tiempo en el fuego, depende del tono que se quiere. Mientras se calienta a fuego lento, se revuelve la mezcla para que la tinturación sea homogénea.
Se retira todo del fuego y se enjuaga abundantemente. Luego se tiende, para el secado.
Las fotografías son mías, excepto en las que aparezco. Esas, las tomó mi amiga Erna que estaba de visita.
Lugar: Saltapura.
Fecha: enero de 1997
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