Los epew del compadre zorro son varios y entre las familias se cuentan de diferentes modos. A veces, los epew se superponen, es decir, se enlazan y son narrados como si de un solo relato se tratara; pero, éste es único y no lo he escuchado en otro lugar sino que junto al fogón en mis años de infancia y después en torno a la mesa. Yo mismo me regocijo de darlo a conocer cuando la ocasión lo permite, cualquiera sea el sitio.
Pici epew (cuento breve), más parece un chiste.
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Hubo una ocasión en que el zorro fue a tomar agua al estero, después de haberse comido una gallina que se había robado. Hacía calor ese día, además. Era como mediodía y no había casi ningún ruido en el bosque, todo estaba en calma.
Tomó harta agua el cochino y después se fue por un caminito que había en el bosque; cuando de repente escucha como un silbido al mismo momento en que él daba sus pasos. Se detuvo y se quedó escuchando; pero todo estaba en silencio.
- ¡Bah! ¿Será mi imaginación?, se dijo.
De nuevo empezó a caminar; pero, otra vez sintió como un silbido. Se detuvo de improviso y de nuevo NADA.
- ¿Qué será entonces?, se dijo.
Empezó a ir un poco más rápido. Se preocupó, porque no sabía de qué se trataba; pero, al apurarse escuchó de nuevo el silbido, al mismo ritmo que él se apuraba. Se molestó y se detuvo de un repente… y de nuevo lo mismo: todo estaba en silencio, ni los pájaros se escuchaban, todos estaban callados a esa hora, ¿no ven que hace calor?
- ¿No será que alguien se está riendo de mí?, pensó.
Y reanudó su marcha. Empezó a trotar. ¡Se escuchaba lo mismo!; pero, más rapidito. Otra vez se detuvo de un solo golpe.
- ¿Qué porquería me estará bromeando?, pensó. ¿Dónde estará escondido? Pero…
Se enojó el zorro.
- Me están remeando, pensó, y más se enojó.
- ¡Pero… me voy a dar vuelta bien rápido pa pillarlo y ahí vamos a ver!, pensaba.
Entonces, empezó a caminar rápido y se escuchaba:
- Fiu-fiu, fiu-fiu, fiu-fiu, despacio…
Apuró el pasó y más rápido se escuchaba el silbido… Empezó a trotar y más rápido salía el silbido…
- Ya. Me voy a dar vuelta bien rápido, se dijo…
Y el zorro da la vuelta bien rápido.
- Fiuuuuuuuuuuuhhhh… se escuchó.
- ¡Ah! Eymi ta ñi weza kvciw anfe, pi ta gvrv[1].
Es que como había comido tanto y con tanta agua que bebió… Se llenó de gases y se les iban saliendo.
Fey ka mvteh. Ahí se termina el cuento.
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Fuente: Mi familia de todas las épocas (Raguileo Ñancupil, de Saltapura)
Mi mamá me lo contaba en mapuzugun. ¡Era bellísimo escucharla! No parábamos de reír, cuando lo hacía. Era estar viendo al zorro en el bosque que hay detrás de la casa y que en ese tiempo estaba un poco más tupido que ahora.
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